Lactancia materna: el ritual de amor que nos alimenta por dentro y por fuera

Por Lina Salas Ramírez – Gestora de Comunidades MaguaRED

Bajas la mirada y ahí está tu bebé. Podría haber llorado a gritos unos segundos atrás, pero ahora está tranquilo, pegado a tu pecho, abrazándote mientas lo abrazas. Es probable que caiga en un plácido sueño.

La lactancia materna es sin duda un hecho biológico y el proceso mediante el cual alimentas a tu recién nacido, pero más allá de este significado simple, amamantar es un ritual de amor en el que intervienen factores sociales, económicos y culturales. Cómo, por qué y hasta cuándo son solo algunas de las preguntas que retumban en una mujer embarazada; el asunto es que deberá enfrentarlas escogiendo entre creencias, mitos, prohibiciones y consejos provenientes de todos los bandos posibles.

La posición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unicef, por ejemplo, indica que amamantar a tu bebé «es una forma inigualable de facilitar el alimento ideal para su crecimiento y desarrollo», por lo cual recomiendan nutrir a los niños con leche materna exclusivamente durante los primeros 6 meses y pasado ese período la lactancia prolongada hasta que la mamá lo considere (sugieren mínimo hasta los dos años), acompañándola de alimentos de acuerdo con la edad. Mientras algunos encuentran escandaloso ver a un niño grande pegado al pecho de su mamá, en diversas culturas es normal que se amamante a los niños hasta los 7 años; por eso algunos estudios antropológicos publicados concluyen que la franja natural de lactancia en humanos se encuentra situada entre los dos años y medio y los siete.

Toda esta polémica surgió a partir del siglo XX, cuando se dio lo que fue considerado (según un informe realizado por Bo Vahlquist en colaboración con la OMS en 1981) como «el mayor experimento a gran escala en una especie animal»: a los humanos se les cambió su forma de alimentación inicial y pasaron a ser alimentados con leche modificada de una especie distinta. Hoy, quienes defienden el regreso a los métodos naturales hacen hincapié en que el cambio fue producto de las decisiones netamente económicas de la industrialización y lo culpan de alergias, afecciones respiratorias, digestivas y de otros tipos en los bebés. Para las madres vuelve a tomar vital importancia, además de los asuntos científicos, la conexión inigualable que proporciona este encuentro de sentidos en el que las pieles se tocan, los olores se sienten, las caras se reconocen, mamá tiene sabor y el bebé encuentra calma en los sonidos del cuerpo que habitó hasta hace poco. Ni los detractores que se apoyan en estudios podrían negar que este es un ritual de comunicación y afecto que determina la relación de la madre y su hijo.

Empieza por conversar con otras mujeres y compartir tu experiencia.

Tetatón; un evento organizado por el colectivo MamaQuilla

Tetatón; un evento organizado por el colectivo MamaQuilla

Esta publicación tuvo origen en las provocaciones de la Tetatón; un evento organizado por el colectivo MamaQuilla, al que asistimos el 23 de mayo en Barranquilla y que invitaba a las mujeres de la ciudad a reunirse en un parque para amamantar juntas, como en una maratón, con la intención de compartir mensajes que rompieran todo miedo, vergüenza o prejuicio sujeto a consideraciones morales de la sociedad de la que hacen parte y a la que pretenden transformar buscando lo mejor para sus hijos.

La organización nació sin premeditarlo. Un grupo de mujeres en gestación empezaron a reunirse para hablar de lo que les estaba pasando y se sintieron tan a gusto que continuaron haciéndolo e invitando amigas. “Las mujeres normalmente nos juntamos para hablar de cualquier cosa. Es importante que lo hagamos también para contar lo que nos pasa durante el embarazo, para acompañarnos, para compartir conocimientos, emociones, alegría y todo el despertar que significa la maternidad”, dice Mariana Becerra, peruana a la cabeza del colectivo y quien se ha trazado la misión de expandir a otras regiones esta idea de los círculos de mujeres, la crianza con amor y la lactancia como un ritual que se puede vivir en comunidad y ser muy rico para el crecimiento emocional de madres e hijos. Todas las mujeres que entrevistamos insisten en que, además de los citados beneficios para la salud, la alimentación y el fortalecimiento del sistema inmunológico de los niños que han llegado al mundo ‘a la mitad’ del proceso de desarrollar su cuerpo, tal vez la mayor razón para amamantar es legitimar el vínculo que tienes con tu bebé: “Hay ocasiones en las que solo quiere estar conmigo. Se levanta y a los 5 minutos se duerme. La teta es amor, es tranquilidad, es seguridad lo que le transmites a tu hijo mientras le dices: “Aquí estoy para ti”, nos confesó con amor una de las MamaQuillas, como se hacen llamar.

Atentos a la experiencia de estas madres que han sido portavoces por vocación, decidimos preguntarles por todo aquello que han escuchado, pensado o temido en relación con la lactancia. Esto encontramos:

Todo lo negativo que has escuchado sobre la lactancia puede ser solo MITO.

Tetatón: un encuentro de familias apoyando la lactancia

Tetatón: un encuentro de familias apoyando la lactancia

Estas son las frases que ellas escucharon, pero que pudieron contrarrestar arriesgándose a darle a sus bebés lo natural del cuerpo del que, de hecho, ya se alimentaban antes de llegar al mundo:

1. “No debes amamantar en público”. Esta es tal vez la más generalizada. Muchas mujeres llegan a deprimirse por la necesidad de exhibir los senos cuando están en un lugar público y su bebé llora por hambre; las miradas de unos y las sugerencias de pudor de otros, truncan este proceso que podría solo apreciarse en su lógica natural.

Ahora bien, lo importante es que siempre estés cómoda para que tu bebé también lo esté. Si en tu caso es fundamental el recato, tampoco te sientas presionada y opta por comprar brasieres y blusas para amamantar, que suelen ser muy cómodos y discretos.

2. “Los senos se deforman”. Sin duda tus senos se transformarán; de hecho durante el embarazo puedes ver cómo se empiezan a poner más grandes y esto sucede porque empiezan a desarrollarse los conductos lácteos y las células productoras de leche, entonces los senos reciben más sangre que antes. Lorena Andrade, una de las entrevistadas del colectivo, dice que ha tenido una experiencia satisfactoria al utilizar aros fríos que consiguió en una clínica de cirugías plásticas y que funcionan metiéndose en el congelador y poniéndose cada noche para tonificar la piel y los músculos en las mamas. De la misma forma, recomienda utilizar faja fría para la barriga, lo que le “recogió la piel” en solo 10 días después del parto.

Recuerda que además de las compresas de frío durante la gestación y lactancia es recomendable una alimentación sana, descanso adecuado, masajes circulares con aceite de oliva para nutrir la piel y brindarle mayor elasticidad, practicar ejercicios aeróbicos que te ayuden a controlar tu respiración y evitar “ordeñarte” exprimiendo los senos en teteros u otros recipientes; el mejor ‘sacaleche’ siempre será tu bebé.

3. “Amamantar es MUY doloroso”. Sin duda habrá dolor, pero no tiene que ser una escena de terror cada encuentro. Debes saber que los cambios hormonales que el embarazo produce en los senos los preparan también en el exterior y que, ya en la etapa de amamantar, es muy importante que los mantengas limpios, que no te los empieces a apretar o restregar pensando que esto los hace más fuertes porque en realidad los irrita, y que sobre todo explores la posición en la que te sientes cómoda, a gusto, y tu bebé logra tomar la leche. Los expertos recomiendan asegurarse de que el bebé rodee toda la areola mientras succiona y que lo ubiques un poco abajo del seno de manera que al cargarlo puedas recoger también tus mamas en lugar de aplastarlas.

4. “Puede que no produzcas la leche suficiente”. Esto es posible, y es una de las razones que sí influyen de forma ineludible en la lactancia, pero que también pueden ser transitorias. Debes tener en cuenta que existen ciertos factores como el estrés, el cansancio, los períodos prolongados sin amamantar, la poca ingesta de líquidos, los desbalances nutricionales, las técnicas incorrectas o alguna patología materna que pueden causar una disminución de la leche. Lo importante es que lo consultes siempre que tengas dudas, que estés muy atenta a la cantidad que estás produciendo (que por lo general aumenta acorde con lo que demanda tu bebé) y por ende a los hábitos que estimulen su obtención. En general es recomendable tomar suficientes líquidos y en algunas culturas tienen sus propias bebidas mágicas ancestrales como el agua de panela y la leche de coco.

5. “La leche materna no provee a tu bebé de todos los nutrientes que necesita”. Lorena Andrade cuenta también que al comunicar a su familia la decisión de alimentar a su hija solo con su leche “pusieron el grito en el cielo”. Lo mismo sucedió con su pediatra, quien estaba tan empeñado en convencerla de “reforzar” la alimentación del bebé con leche de fórmula, que a la segunda consulta optó por regalarle un pote. Todos se mostraron preocupados por la rotunda negación de Lorena, pero seis meses después escuchan con nosotros esta declaración: “Mi hija es una bebé completamente saludable, supremamente activa, es además una niña muy tranquila. Me atrevo a decir incluso que la seguridad que proyecta mi niña es efecto de la teta y la cercanía que tiene conmigo”. Más allá de la opinión personal de Lorena, lo que podemos afirmar es que son los organismos oficiales internacionales (que ya hemos mencionado), los que dan fe de la lactancia como el proceso ideal para alimentar a los niños de forma exclusiva durante los primeros meses de vida.

La leche materna es, sobre todo, precisa (por no hablar de la perfección con la que la naturaleza nos concibe): tiene todas las vitaminas, las grasas y las proteínas que necesita el bebé en cantidad exacta; está a la temperatura justa y no se echa a perder; es la vacuna para todas las enfermedades infectocontagiosas; provee al bebé de defensas y por su fácil digestión le evita diarreas. Es tan buena que el bebé no necesita nada más, y como si fuera poco, ¡es gratis!

Entonces, ¿tú qué piensas al respecto?

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