¿Es el cine que ven nuestros niños clasificado para ellos?

Por Marisol Forero. Comunicadora social-periodista y Master en Educación con 20 años de experiencia tanto en el sector gobierno como en el privado en el diseño y ejecución de estrategias de comunicación-educación desde proyectos de inversión social. Su trabajo ha estado centrado en la investigación, evaluación, supervisión y realización de materiales comunicativos dirigidos a diferentes públicos con énfasis en primera infancia. Autora del libro Cámara…acción. Un acercamiento al universo audiovisual del preescolar (2007).
"Reconozco que la responsabilidad sobre lo que mis hijos ven en el cine es mía, por eso siempre veo el tráiler, reviso a su vez la sinopsis, la clasificación y los comentarios": Marisol Forero.

«Reconozco que la responsabilidad sobre lo que mis hijos ven en el cine es mía, por eso siempre veo el tráiler, reviso a su vez la sinopsis, la clasificación y los comentarios»: Marisol Forero.

De niña recuerdo muchas cosas: el parque, los árboles, las casas hechas con ramas, los patines, las escondidas, en fin. Creo que lo más me gustaba era jugar, esperar el fin de semana cuando todos los niños de la cuadra salíamos y pasábamos horas inventando cómo divertirnos.

No recuerdo haber visto televisión, pues no había mucha oferta y la calle se me presentaba como algo más atractivo. No obstante, debo confesar que cuando pude ir al cine por primera vez quedé conectada como si en esa pantalla ocurriesen muchas cosas que en la realidad no pudiesen suceder.

Creo que a la fecha he visto aproximadamente unas cuatrocientas películas, varias de estas para niños. Mi primera cinta fue a los 8 años y se llamaba La de la mochila azul. Vi muchas más, pero no se me olvida una en la que el terror fue mi constante por más de una noche: Tiburón. El miedo fue tal que solo en un acto de valentía en 1995 me atreví a volver a verla.

Han pasado unos años y ahora tengo una niña de 15 años y un niño de 5. Cuando ella era pequeña me preocupaba lo que veía en televisión, pero el problema se redujo cuando comencé a armarle una parrilla de programas que podíamos ver juntas y buscaba otros espacios como el parque para que disfrutara de otro tipo de actividades. Recuerdo que en la televisión había un respeto mayor por los niños y la publicidad no era ni agresiva, ni invasiva, así que si me retiraba de la pantalla no tenía el temor de que viera algo para lo que no estaba preparada.

El acercamiento de mi hija con el cine fue distinto, la primera película que vio fue Buscando a Nemo cuando tenía 3 años, creo que si hubiese sabido de qué se trataba no la habría llevado o antes habría tenido una larga charla con ella.

Su papá se había ido a trabajar fuera del país hacía más de un año y ella no comunicaba lo que eso representaba en su vida, pero ese día ante la pantalla de cine ella lloró, fue la primera vez que mostró cuánto le había afectado la partida. Cuando hablamos después de la película me dijo que por qué Nemo sí tenía papá y no tenía que irse lejos, que Marvin, el papá de Nemo, lo había buscado porque a él sí le hacía falta. Después de la película hablamos y busqué medios para que se pudieran comunicar, reconocí que tenía algo que decir acerca de las cosas que estaba viendo y viviendo.

En el 2005, cuando ya tenía cinco años, la lleve a ver Chicken Little; la trama en síntesis era la siguiente: un pollito ha ocasionado un gran revuelo en su pueblo natal al decir que el cielo se está cayendo. Después del incidente decide llevar a la victoria a su equipo de béisbol para ganarse el respeto de su padre, pero luego del triunfo descubre que realmente el cielo sí se está cayendo y como sabe que nadie le va a creer decide averiguar qué pasa y solucionarlo junto a sus amigos.

«Sigo sintiendo al lado de mis hijos cómo con el cine puedo llegar a conocer lugares muy lejanos o que solo están en la imaginación de un guionista. Veo buenas películas con ellos pero nunca dejo ese sano equilibrio que tenía de niña: un rato de tele, Betamax o una ida a cine y horas y horas en el parque inventando mi propia historia»: Marisol Forero

Esta fue la sinopsis que leí y con la cual decidí que la película era adecuada para mi hija, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando vi el terror en su carita mientras veía en la pantalla un ataque extraterrestre en un campo de maíz con el cual pretendían, a fin de rescatar a un bebé alienígena, acabar con el pollito y sus amigos. Las luces, los sonidos, el campo igual al que había frente a nuestra casa, la oscuridad de la sala, los gritos y un sinfín de cosas más, llevaron a mi hija a tener desde ese día terror a la oscuridad.

Mi hija terminó en terapia por más de 8 meses en los que el miedo era la constante, no era suficiente decirle que en el campo no había nada y que en la oscuridad no se escondía nadie.

Fue en ese momento que me pregunté: ¿Es el cine que consumen nuestros niños clasificado para ellos?, ¿qué criterios se tienen para decidir que una película es adecuada o no para un niño? Y ahora le pregunto, ¿a usted le inquieta lo mismo?, o ¿lleva al niño a la sala de cine basado solo en la clasificación que le presenta el exhibidor? Esa pregunta se la hice a más de 300 personas no solo aquí sino también en Cuba y Perú, la respuesta fue que más del 90% de las personas se guía por el criterio de clasificación y solo un 7% busca más allá para saber si lleva a su hijo o no al cine.

El 45% de esas personas, todos mayores de edad y padres de niños menores de 5 años, consideran que la responsabilidad de la clasificación debe recaer en los expertos y que deben ser ellos quienes guíen a los padres. Basándome en lo anterior, me di a la tarea de averiguar quién hace la clasificación de las películas que vemos en la sala de cine. La respuesta es que en Colombia desde 1970 el Ministerio de Cultura es el responsable, a través de un comité, de clasificar las películas que llegan para ser exhibidas en las salas de cine. Este comité está integrado por un experto en cine, un abogado, un psicólogo, un representante de las asociaciones de padres de familia y un representante del sector académico.

El comité tiene la misión de decidir, en el caso de cada película, en cuál de los rangos debe quedar: 1. Para todo público, 2. Apta para mayores de 7 años (clasificación de carácter informativo), 3. Apta para mayores de 12 años (clasificación de carácter informativo), 4. Apta para mayores de 15 años (clasificación de carácter restrictivo), 5. Apta para mayores de 18 años (clasificación de carácter restrictivo), 6. Películas para mayores de 18 años (de exhibición condicionada por contenido pornográfico).

Por ejemplo, si la cinta tiene en su contenido escenas explícitas de sexo será clasificada para mayores de 18 años o de exhibición condicionada por contenido pornográfico, y si tiene escenas violentas y crueles será para mayores de 15 años.

Si lee con atención se dará cuenta de que si quiero llevar a mi hijo de cinco años a ver una película de 12 años no hay problema, porque la clasificación es de carácter informativo. Es decir que soy yo como padre quién decido qué ve mi hijo.

Pero debemos ser sinceros, el cine que consumen nuestros menores de cinco años no solo llega a ellos a través de la sala de cine, también están los DVD e Internet, entonces es allí donde la responsabilidad no recae solamente en el comité de clasificación. Aunque debo aclarar que no por ello el trabajo que ese comité hace resulta poco necesario ya que es una guía para los padres cuando vamos a una sala de cine. Al respecto, sinceramente, haría dos recomendaciones: la primera, incluir en el grupo a un pedagogo infantil (sobre todo cuando quieren determinar si una película es para menores de siete años) y la segunda, disponer de un medio con comentarios de expertos para que los padres podamos tomar decisiones más informadas.

¿Recuerdan la encuesta? En ella hay un resultado que llama la atención y es que más del 80% de los padres quisieran tener una guía que los acompañe al momento de elegir una película para sus hijos, más allá de la sinopsis que nos ofrece el distribuidor de la cinta.

Con relación a lo anterior les comparto una anécdota, fui a ver con mi hija la película En el bosque (2014), clasificada para Todos. No llevé a mi hijo pues al ver el tráiler, los comentarios en la web y la sinopsis concluí que no era para él, pero al llegar a la sala me encontré con que más del 60% del público eran niños menores de 10 años. Durante la función muchos se salieron, otros se durmieron y los que quedaron preguntaban todo el tiempo pues no entendían la película.

Entonces la pregunta es ¿qué hacer? Y aunque no puedo dar soluciones mágicas les cuento lo que me ha funcionado con mis hijos en estos últimos 10 años, no importando si voy a ver la película en la sala de cine o en casa:

  • Reconozco que la responsabilidad sobre lo que mis hijos ven en el cine es mía, por eso siempre veo el tráiler, reviso a su vez la sinopsis, la clasificación y los comentarios.
  • Busco en la web información, comentarios, reseñas y críticas acerca de la película.
  • Si es una película muy vieja y no hay mucho rastro de ella en internet, me tomo el tiempo para verla antes, pues si decido verla con mis hijos puedo anticiparme a algunos de sus comentarios o preguntas y puedo igualmente decidir si creo que están preparados para verla.
  • Hablo con ellos mucho sobre lo que vemos, hay cosas que pasan inadvertidas para mí pero no para ellos.
  • Si están pasando por una dificultad busco una película que me ayude a tratar el tema, es increíble cómo después de verla podemos hablar de algunas cosas que los inquietan.

Sigo sintiendo al lado de mis hijos cómo con el cine puedo llegar a conocer lugares muy lejanos o que solo están en la imaginación de un guionista. Veo buenas películas con ellos pero nunca dejo ese sano equilibrio que tenía de niña: un rato de tele, Betamax o una ida a cine y horas y horas en el parque inventando mi propia historia.

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10 Comentarios

  1. Muy buen artículo, no me había detenido a reflexionar mucho sobre el tema ya que no soy muy buena cineasta, sin embargo al leer el artículo reconozco la importancia de hacer ese análisis.

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    • Agradezco mucho a todos los comentarios sobre el artículo, creo que es importante que como padres reflexionemos acerca de lo que ven nuestros niños no solo en el cine sino en las diversas pantallas a las que tienen acceso. Hace años llamábamos a la televisión la niñera, como dice Carolina Saldana, pero considero que ahora la niñera se diversifico y ya no es solo la tv.

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  2. Excelente articulo, debemos analizar no solo las peliculas sino tambien las series de tv no podemos usar estos medios masivos como niñeras.

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    • Con eso último estamos muy de acuerdo, Carolina. Y es por eso que insistimos todo el tiempo en que, aún en nuestro portal http://www.maguare.gov.co, que está pensado para ellos y con la intención de exponerlos a contenidos culturales, es clave el acompañamiento del adulto. Gracias por compartir tu opinión. A propósito de tu pertinente comentario ¿te gustaría traer a la conversación algunas series de televisión?
      Un saludo.

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  3. Excelente juicio y apreciación sobre la influencia en nuestros hijos de todos los medios de comunicación que hoy por hoy son absolutamente invasivos. Yo eduque hijos cuando solo existía televisión y en blanco y negro y no tenían acceso a ella sino bajo mi supervisión y el cine de entonces era en verdad para niños. Ahora son mis nietos los que deben ir de la mano de una guía con mayor censura.

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    • Gracias por compartir tu opinión, María. ¿Has visto con ellos algunas películas que te gustaría traer a la conversación?
      Un saludo.

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  4. Muy interesante y cálido artículo. Me puso a reflexionar sobre el tema aunque mis hijos ya son grandes. Les voy a preguntar cuáles películas recuerdan con afecto y cuáles con espanto.

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    • ¡Gracias por participar, Jorge! A nosotros nos gustaría saber también qué dijeron tus hijos 🙂 Un saludo.

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  5. Muy interesante y cálido artículo. Me puso a reflexionar sobre el tema aunque mis hijos ya son grandes. Les voy a preguntar cuáles películas recuerdan c

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    • ¡Gracias por participar, Jorge! A nosotros nos gustaría saber también qué dijeron tus hijos 🙂 Un saludo.

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