Mark Ettenberger es un musicoterapeuta austriaco radicado en Colombia. Tiene un pregrado en Musicoterapia, una especialización en Musicoterapia en Neonatología, desarrollada en Nueva York, y un doctorado en Musicoterapia en Cambridge, Inglaterra.
La primera vez que Mark viajó a Colombia fue en 2006 para escribir la tesis de su Maestría en Estudios de Paz y Resolución de Conflictos, cuyo enfoque era la música como herramienta de convivencia y construcción de paz. Durante esta experiencia se dio cuenta que la música iba más allá del sentido estético y que sin duda era una herramienta extraordinaria para generar comunidad y bienestar. Hace 6 años y medio volvió a Colombia y se convirtió en uno de los pioneros en usar la música como herramienta terapéutica desde la gestación hasta la tercera edad.
Actualmente coordina los programas de Musicoterapia en el Hospital Universitario Fundación Santa Fe de Bogotá, en la Clínica de la Mujer y en el Centro Policlínico del Olaya; es docente de la Maestría en Musicoterapia de la Universidad Nacional de Colombia e investiga acerca de la Musicoterapia con bebés prematuros y sus familias en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal. Es director de SONO – Centro de Musicoterapia, en Bogotá, donde trabaja en conjunto con seis musicoterapeutas y un pasante internacional en varias líneas: atención privada, atención hospitalaria, formación, ámbito empresarial, ámbito comunitario e investigación.
¿Qué es la Musicoterapia?
En Musicoterapia usamos la música para lograr objetivos terapéuticos. Esto es algo que distingue la Musicoterapia de la pedagogía musical, en la cual el objetivo es la enseñanza, o del trabajo del músico, que usa la música con objetivos estéticos. Para los musicoterapeutas no es importante que las personas tengan conocimientos musicales previos o que aprendan a tocar un instrumento: en las sesiones diseñamos experiencias musicales para lograr objetivos relacionados con la salud, el bienestar y la calidad de vida de las personas.
¿Qué relación hay entre la musicoterapia y la primera infancia temprana?
Casi todos los niños tienen un vínculo muy estrecho e intuitivo con la música y esto empieza incluso antes de nacer. El sistema auditivo del feto empieza a funcionar más o menos desde la semana 20 de gestación en adelante y los primeras sonidos que el feto percibe son el latido del corazón de la madre, el flujo de sangre que va por la placenta (que suena muy parecido a las olas del mar), los sonidos respiratorios y las voces de los padres o personas cercanas durante la gestación –estos sonidos se vuelven parte de su ambiente sonoro intrauterino. En la medida en que el feto va creciendo va a percibir cada vez más sonidos, así como distintas frecuencias.
Cuando el bebé nace ya entiende el mundo en parámetros musicales. Como todavía no entiende el significado del lenguaje hablado –por ejemplo lo que significa un vaso o un árbol– pone mucha atención en cómo decimos las cosas; con el tiempo empieza a entender que cuando subimos el tono al final de una frase ésta es una pregunta y que cuando el tono baja ésta es una afirmación. Entiende muy bien el rechazo de un “¡No!”, corto y enzante, o la motivación de un “Siiiii”, largo y suave. Los bebés entienden los parámetros musicales del lenguaje desde muy temprano.
Además, la musicalidad de nuestro lenguaje hablado nunca está desvinculada de nuestros gestos y movimientos corporales. Cuando la mamá motiva a su bebé con un “Siiiiii” también suele a subir las cejas, abrir los ojos y sonreír. Es todo un “baile” coordinado de sonidos, gestos y movimientos al que el bebé responde con sus propios sonidos, gestos y movimientos. Así empieza el intercambio sonoro-corporal de la comunicación e interacción, que es parte importantísima en la construcción del vínculo entre los padres y su bebé. Cuando trabajamos desde la musicoterapia con bebés pequeños buscamos que la música se pueda convertir en la mediadora de este “baile” y que de una u otra manera logre construir, apoyar y fortalecer este vínculo.
¿Qué deben escuchar los niños en la primera infancia? ¿Cuál es la relación e importancia de la música en los primeros años de vida de un niño?
La música es muy importante para los niños y existen numerosos estudios que muestran que tocar un instrumento o cantar mejora los niveles de atención, la memoria y la creatividad de los niños. Pero en términos generales no hay un solo tipo de música que los niños deben escuchar o no deben escuchar. Lo más importante es que la música les guste y que les motive… Lo mismo pasa con los padres: si a ellos no les gusta Mozart, por ejemplo, pero lo ponen porque sienten que su bebé debe escuchar Mozart, lo escucharán de manera mecánica, probablemente aburridos y sin motivación, lo que no tiene ningún beneficio para el bebé. A los bebés y a los niños les gusta compartir e interactuar con la música y con las personas importantes en su vida.
Para un bebé pequeño el mundo se mueve entre dos polos: activación y relajación. Si buscamos que la música relaje al bebé, ésta debe ser sencilla, repetitiva, lenta y con poca complejidad; puede ser música vocal o la combinación de la voz con un solo instrumento, por ejemplo. Normalmente son canciones melodías simples que contienen de 3 a 5 notas y que se repiten, se vuelven un mantra –esta estructura la tienen muchas canciones de cuna en todo el mundo. Si buscamos una activación a través de la música, ésta debe ser más variada, un poco más rápida y compleja, con más saltos en la melodía. Pero también hay que tener en cuenta que nuestra experiencia con la música siempre está mediada por nuestro contexto cultural y social.
¿Qué es SONO y qué servicios presta a través de la musicoterapia? ¿Cómo es el trabajo en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal?
SONO es un Centro de Musicoterapia que se enfoca en seis líneas de trabajo: atención privada, musicoterapia hospitalaria, formación, musicoterapia comunitaria, musicoterapia empresarial e investigación. En la línea hospitalaria somos un equipo de cinco musicoterapeutas y trabajamos principalmente en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) Neonatal, Pediátrica y Adulto, pero también atendemos en las unidades de maternidad o en oncología. En los hospitales la musicoterapia está orientada a objetivos clínicos, pero también es una estrategia muy importante para la humanización de estos espacios.
En la UCI Neonatal el ambiente sonoro es muy difícil para los bebés: las alarmas, los sonidos aleatorios y las voces desconocidas pueden generar mucho estrés en ellos. Cuando el bebé nace sale de un ambiente sonoro predecible y conocido (en el vientre de su madre) a un ambiente que es muy diferente sonoramente, por eso uno de los objetivos que tenemos en la UCI Neonatal es reconstruir algo de esa predictibilidad y seguridad a través de la música.
También hay que tener en cuenta que para los padres es una situación muy difícil, con niveles altos de estrés y ansiedad, por eso los invitamos a hacer música para su bebé, para que esto se convierte en una de las pocas actividades que genera cierta normalidad y cotidianidad en un espacio tan cargado de emociones difíciles. La música es una manera excelente para conocer al bebé: observar sus reacciones, entender en qué momento la estimulación es adecuada o en qué momento lo estresa; eso ayuda mucho a que los papás se vuelvan muy sensibles a las señales comunicativas de sus bebés y esa sensibilidad es un factor clave para construir un vínculo seguro.
Nosotros componemos y creamos canciones junto con las familias. Muchas veces invitamos a los papás a escribir una carta dirigida al bebé acerca de lo que sienten o lo que desean para él. En esta carta pueden participar también los hermanos u otros familiares que muchas veces no pueden entrar a la unidad. Luego tomamos esa carta como base de la letra y la ajustamos a una melodía que les gusta o nos inventamos una melodía nueva. Frecuentemente grabamos esas canciones para que los papás las puedan compartir con sus familias y así creamos un vínculo importante y duradero a través de esa canción… También trabajamos con los bebes solos, les ayudamos a dormir o a estar despiertos y tranquilos.
A veces acompañamos a los niños y a sus familias durante el final de la vida. en estos casos estamos en el proceso de duelo, buscamos crear un ambiente de tranquilidad y calma, cantamos canciones que son significativas para la familia o componemos canciones de despedida…
La musicoterapia es un tema nuevo para muchos y puede sonar a algo especializado, ¿cómo llevar este conocimiento a todas partes y entender el poder de la música para tratar condiciones como el autismo, la discapacidad (cognitiva o física), el retraso en el desarrollo del lenguaje, niños con déficit de atención, hiperactividad, traumas, abusos o casos de maltrato?
En estos casos la música puede ser una herramienta excelente para ayudarles a los niños a expresar sus emociones, pensamientos o ideas de manera creativa y a través de un medio conocido y familiar. En musicoterapia pueden tocar y escuchar la música que les asusta o que les hace feliz y descubrimos –juntos– cómo suenan sus vidas. El poder de la música de transmitir y expresar emociones es clave. A veces integramos también la construcción de historias o cuentos o creamos la banda sonora de un día del niño, o creamos un playlist de música relacionada a su familia, sus amigos, los profesores del colegio, entre otros…. Re-construimos juntos con los niños una parte audible de su vida y eso es una ventana al mundo interior de ellos.
Solemos entender la música es un tema muy formal (la música y las notas musicales, la música y los instrumentos), pero usted mencionaba antes otros elementos: las pulsaciones, la sonoridad, el movimiento, el entorno y el vínculo. ¿Su trabajo es expresamente con la música como canción?
No necesariamente, en musicoterapia trabajamos con varios métodos. Las canciones son obviamente una parte importante de nuestro trabajo, pero, como mencioné antes, también creamos canciones, tocamos instrumentos juntos o escuchamos música dentro de un proceso terapéutico. En general no tenemos un formato establecido de cómo debe ser una sesión porque todo se basa en el objetivo que se establezca. También depende de la relación del niño con la música: si viene de una familia de músicos, si hay instrumentos en su casa, de la música que le gusta, con qué instrumentos se siente cómodo, etc. Siempre es un proceso individualizado.
El rol de la familia es muy importante en el trabajo con los niños. El niño nunca viene “solo” a sesión. Los padres y su familia hacen parte de la sesión, independientemente si participen o no. En los casos en que los padres pueden participar activamente buscamos crear oportunidades para que ellos puedan conocer al niño en otras circunstancias y a través de actividades que no son tan cotidianas. Muchas veces se sorprenden de todo lo que los niños pueden hacer en las sesiones de musicoterapia y esa información se puede usar después en la casa. Esto es importante porque nosotros nos vemos con los niños 1 o 2 veces a la semana, pero ellos se ven con los niños todos los días.