De sueños y colores

Un encuentro de saberes desde la geografía, el arte y el arraigo comunitario

El calor del Caribe y la sabiduría campesina del sur de Bolívar fueron la chispa que encendió un proyecto lleno de color, creatividad y compromiso. Laura Valentina Herrera, Brenda Tatiana Padilla, Daniela Rodríguez Arias, Juan David Caicedo Sánchez y Juan Diego Rangel Porras, un grupo de estudiantes de Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional, inspiradas por su experiencia con la Asociación Campesina de Cañabraval Bajo, en el corregimiento de San Pablo, crearon una propuesta pedagógica, De Sueños y Colores: Un Proyecto de Arte para las Infancias de Cañabraval Bajo, que une la enseñanza de la geografía con expresiones artísticas pensadas especialmente para la primera infancia.

Esta iniciativa fue ganadora de la Beca para el fortalecimiento de contenidos artísticos para la primera infancia del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, en el marco del Programa Nacional de Estímulos, y busca acercar a niñas, niños y mujeres gestantes del corregimiento a experiencias artísticas que fortalezcan el vínculo con su entorno, su historia y su comunidad.

El arte como herramienta para la transformación social

Para Laura y Valentina el arte es una herramienta que posibilita la expresión, aprendizaje y fortalecimiento del tejido social y contribuye al desarrollo en comunidades rurales como Cañabraval bajo. Por eso, desde el 14 de septiembre, se están llevando a cabo espacios creativos en la Casa de los Derechos Humanos de Cañabraval Bajo, donde niñas y niños de la primera infancia, junto a mujeres gestantes, participan en actividades que promueven la comunicación, el bienestar emocional, el respeto por sí mismos y por el territorio.

Este enfoque integral parte del reconocimiento del territorio como un escenario pedagógico vivo, donde cada rincón, cada animal, cada historia familiar tiene un valor cultural y educativo

Actividades para crear, sentir y aprender

Las actividades propuestas combinan el arte, la geografía y las memorias comunitarias, utilizando técnicas accesibles, sensoriales y cargadas de significado. Algunas de ellas son:

• Rompecabezas creativos: las niñas y niños seleccionan una imagen significativa, la colorean, recortan y rearman, fortaleciendo habilidades cognitivas y motoras.
  
• Collage familiar: con revistas, fotos, periódicos y elementos naturales del territorio, se construyen representaciones gráficas con la familia como eje central.
  
• Porcelanicrón protector: cada participante crea un amuleto con forma de animal que simboliza fuerza, compañía y protección emocional.
  
• Pintura en lienzo: tras recorridos por el territorio, los niños plasman en lienzos los elementos que más les llaman la atención, favoreciendo la observación y la memoria afectiva.
  
• Origami de fauna local: mediante el arte del doblado, sin recortes ni pegamentos, se crean figuras de animales del entorno.
  
• Estampado con esponjas: usando figuras recortadas en esponjas, se pintan superficies colectivamente.
  
• Fotografía congelada: se escenifican momentos clave para luego ser dibujados en cartulina con tiza, capturando emociones y situaciones cotidianas.
  
• Murales colectivos: en el aula se plasman historias y emociones con pintura, pinceles y manos, creando una obra que refleja la mirada de la infancia sobre su mundo.

Una galería para el territorio y desde el territorio

El resultado de este proceso será la creación de una galería de arte comunitaria, construida de la mano con niñas, niños, mujeres gestantes y líderes locales. Esta galería tendrá dos puntos de exposición:

1. Salón comunitario de Cañabraval Bajo, epicentro de encuentros, talleres y reuniones que reúne a toda la comunidad.
   
2. Universidad Pedagógica Nacional (sede Kennedy – UPK), donde conviven diversas instituciones de educación superior, permitiendo una amplia visibilidad del proyecto y sus mensajes.

Más que una galería: un testimonio colectivo

La galería estará acompañada de testimonios y experiencias de los participantes, imágenes del proceso de montaje, reacciones de la comunidad al ver las obras y pequeñas entrevistas a niñas, madres gestantes y líderes locales. Se incorporarán subtítulos para facilitar la accesibilidad y se compartirán los contenidos en redes sociales con los hashtags:

#ArteComunitario #InfanciaYTerritorio #PrimeraInfancia #Creatividad #CañabrabalBajo

Con esto, se espera no solo visibilizar el proyecto, sino también inspirar a otras comunidades, docentes y creadores a usar el arte como motor de transformación social desde la infancia.

Desde MaguaRED celebramos estas iniciativas que ponen a las niñas y los niños en el centro del desarrollo comunitario, reconociéndolos como sujetos de derechos culturales y como agentes de cambio. Invitamos a todas y todos a seguir este proceso, compartirlo y, por qué no, replicarlo en otros territorios del país.

Porque el arte es territorio, es memoria, es juego y es infancia.