El desarrollo de los niños de primera infancia no es lineal, homogéneo, secuencial, acumulativo, prescriptivo e idéntico. No. El desarrollo en la primera infancia es integral; o sea, está mediado por múltiples factores culturales, sociales, políticos y económicos: desde el clima, la alimentación y la salud, hasta las prácticas de una comunidad, sus conocimientos, espacios y expresiones artísticas. En ese sentido, no es suficiente con cubrir los derechos a la educación de los niños si éstos no tienen asegurados sus derechos a la salud. Así mismo, por ejemplo, no es suficiente para el desarrollo integral de los niños leerles y cantarles si estas acciones no se complementan –o se relacionan, mejor– con espacios adecuados que les permiten explorar, imaginar, crear y jugar de forma libre.
«Cuando un niño identifica qué le gusta o qué le disgusta, en una serie de sonidos, movimientos o colores, y logra reconocerlos como placenteros o desagradables, significa que está tomando una decisión ligada a su autonomía y a la construcción de su independencia, sumado a esto, el proceso de juego y exploración con estas materias, le da herramientas para modificarlas y adaptarlas, lo que le permite saber que él es creador, y esto complejiza y complementa su conocimiento de sí mismo», dice el documento Cuerpo Sonoro: expresiones artísticas y primera infancia.
Basados en lo anterior, la Estrategia Digital de Cultura y Primera Infancia, a través de Maguaré y MaguaRED, promueve, desde sus contenidos, la integralidad en relación con las expresiones artísticas. Y, en ese sentido, busca e incita que los cuidadores, familias, agentes educativos o culturales, y demás amigos de la primera infancia, establezcan relaciones y experiencias con los niños a partir de elementos –juntos y revueltos– como el movimiento, el sonido, el color, la acción y la creatividad.
Al final y al cabo estamos convencidos de que propiciar estas manifestaciones asegura que los niños sean más felices –y eso es lo más importante.