El cubano Nicolás Guillén (1902 - 1989) ha sido considerado el principal representante de la poesía negra o “mulata”, como él prefería llamarla. y este libro de poemas para niños, pese a ser el único que escribió para este público en particular, ha recibido buenas críticas y un interés intenso en algunas versiones especiales que se han publicado del título.
A sus 45 años, Guillén escribió en el poema Un son para niños antillanos esta estrofa que 30 años más tarde le dio vida a la pieza que le da nombre al libro que hoy te recomendamos buscar en cualquiera de las bibliotecas públicas del país:
Por el Mar de las Antillas
anda un barco de papel;
anda y anda el barco barco,
sin timonel.
El Caribe de este autor se siente en cada obra. La mística de la fauna caribeña, los seres fantásticos y reales que se mueven por sus paisajes, algunas figuras del folclor local y universal, la exuberante flora descrita y las alegorías que propicia la poesía en sus formas. Para la crítica, una las características más interesantes de este trabajo es la facilidad con la que usa la métrica propia de la poesía clásica para contar historias del mundo moderno y logrando captar nuevos públicos. Pero además de la poesía, se vale de otras figuras narrativas que seducen naturalmente al público infantil; más allá de las opiniones formales de los expertos en el tema, lo que los niños encuentran en Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel, es toda la diversión de las fábulas, adivinanzas, el doble sentido y otras formas de contar que llaman más a la interacción y la creación de sus propias enseñanzas. No hablamos de una moraleja conjunta y diseñada previamente, sino de la posibilidad de que cada niño descubra y revele su propio aprendizaje, lo que también da muchas opciones de trabajo en grupo.
No podemos dejar de mencionarlo. Mucho ritmo, mucho color para disfrutar en familia, en la biblioteca o con tus estudiantes.Sapito y Sapón
son dos muchachitos
de buen corazón.
El uno, bonito,
el otro, feón;
el uno, callado,
el otro, gritón;
y están con nosotros
en esta ocasión
comiendo malanga,
casabe y lechón.
¿Qué tienes, Sapito,
que estás tan tristón?
Madrina, me duele
la boca, un pulmón,
la frente, un zapato
y hasta el pantalón,
por lo que me gusta
su prima Asunción.
(¡Niño!)
¿Y a ti, qué te pasa?
¿Qué tienes, Sapón?
Madrina, me duele
todo el esternón,
la quinta costilla
y hasta mi bastón,
pues sé que a Sapito
le sobra razón.
(¡Pero niño!)
Sapito y Sapón
son dos muchachitos
de buen corazón.