En MaguaRED publicamos una lista de reproducción con 4 entrevistas hechas a artistas que producen contenidos para niños y les preguntamos cómo incentivar de forma permanente en ellos la creación. Coinciden en que los niños son creativos en esencia y lo que los adultos pueden hacer para potenciar esa capacidad maravillosa es darles la oportunidad de mirar el mundo con sus ojos libres. Joelle Turin, escritora, investigadora y promotora de lectura francesa, se refiere a esto diciendo que los humanos "somos seres de ficción a los que nos gusta contar historias y los niños son los primeros en hacerlo". La oportunidad de imaginar y narrar es entonces perfecta para ampliar su capacidad creadora y su relación con el mundo.
De esto habla El trapito feliz, de Tony Ross. De cómo un objeto muy simple a la vista de un adulto, en manos de un niño toma todas las formas que su imaginación permite. El trapito, en este caso, puede ser una alfombra mágica, una nave espacial, un barco pirata, una armadura que lo protege de los peligros o un oso gigante que no permitirá que nada te pase.
Es tanta la autonomía que sugiere esta obra, que transgrede las convenciones del libro para darnos dos portadas. El libro es también un objeto que puedes tocar, girar, mirar desde otra perspectiva y crear. Por un lado puedes ver un niño, a Pablo; por el otro una niña, a Lucy. Puedes empezar por donde quieras y estar seguro de que, cualquiera que sea el camino, habrá una linda historia con la que tus niños se sentirán identificados, además de poder jugar con aquello en lo que puede convertirse el trapito, que ahora también les pertenece.
Los papás de Lucy están empeñados en quitarle el trapito para lavarlo o botarlo; lo ha tenido por tanto tiempo que para ellos la única necesidad es tirarlo. Sin embargo, lo que Lucy ve en su trapito es seguridad; un enooorme oso blanco y gruñón que espanta cualquier cosa que le dé miedo. En la mitad del libro, incluso, se topa Lucy con Pablo en el parque y cuando Pablo ve al oso escapa volando en su trapito mágico, como alfombra.
Lo que sucede en casa de Pablo es que todos insisten en separarlo del trapo diciéndole que se ve ridículo mientras lo lleva. Su tía, aunque luce tan maquillada y ataviada que le produce risa hasta al perrito; su tío, que le dice parece un bebé aunque él esté jugando muy entretenido con un avioncito de papel; su abuelo, que lo manda a sacar esa cosa sucia de su boca mientras exhala humo de una pipa. Para Pablo el trapito es todo lo que se le ocurra y, eso sí, en todos los casos es divertido, seguro y feliz.
¿Tienen tus niños algún objeto que no abandonan? ¡Cuéntanos en los comentarios! Y no olvides que este libro está disponible en todas las bibliotecas públicas de Colombia con el catálogo Leer es mi cuento.