Por: Lucía Camargo Rojas – Grupo de divulgación y prensa, Ministerio de Cultura.
Eulicer, un niño indígena emberá de dos años, sigue con detenimiento la voz y narración de Luisa Mazo, promotora de lectura del Hospital San Francisco de Asís de Quibdó, quien le lee en voz alta el texto infantil La gallinita roja a él y a su madre, Miria Viscuña. Tanto así, que el pequeño, quien se encuentra sentado en una silla del corredor de la sala de pediatría del hospital, está tan absorto que tiene en su mano derecha un pedazo de galleta que sostiene en el aire, sin llegar a comerla o cambiar de posición.
Son las tres de la tarde y el sopor del día en la capital chocoana golpea con intensidad. Luisa se encuentra sentada frente a los dos indígenas emberá, quienes debieron recorrer un trecho de cuatro horas desde su comunidad Peñas del Olvido hasta Quibdó para poder acceder al servicio del hospital debido a que Eulicer tiene paludismo y neumonía.
“Había una vez una gallinita roja que vivía en una granja con otros animales. Un día escarbando se encontró un grano de trigo. Pensó en sembrarlo y hacer pan para todos sus amigos”, narra Luisa con tono particular.
A medida que avanza la narración, la promotora de lectura pasa las páginas del libro lentamente con el fin de que niño y madre puedan ver las ilustraciones. Al poco tiempo se acerca una indígena más que sigue con timidez el desenlace de la historia.
Finalizada la sesión de lectura, Miria Viscuña cuenta que generalmente Eulicer no presta atención a las lecturas que les realiza un joven emberá, que ella llama “el maestro”, cuando va a Peñas del Olvido a leerles libros en español. Esta vez, irónicamente, Eulicer prestó atención, casi sin parpadear, a toda la historia.
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