En una ocasión, la madre del pequeño pingüino se puso tan furiosa que le gritó terriblemente. Las partes del cuerpo de hijo pingüino se dispersaron por todo el planeta: los ojos llegaron a la luna, el pico a las montañas, las aletas a la selva, la pompis a la ciudad y las patas al desierto del Sahara. Mamá pingüino recorrió el mundo para armar de nuevo a su pequeño y decirle: “¡Perdón!”
Para leer con mamá: Madrechillona
Recomendado para: Lecturas