Durante todo octubre en Maguaré y MaguaRED nos enfocamos en conocer y resaltar historias de las infancias afrocolombianas, palenqueras y raizales. Partiendo de esto, y con el objetivo de descubrir las anécdotas que todas las personas de nuestras comunidades quisieran compartirnos, los invitamos a que participaran de este tema a través de cuentos, canciones, fotos y/o vídeos.
El resultado fue hermoso. Recibimos un cuento, dos perfiles, siete fotos con sus descripciones y muchos comentarios en donde nos compartían sus sentimientos, experiencias y gustos enfocados en los dos hashtags de la actividad: #EsteEsMiPelo y #EstosSonMisRitmos.
Descubrimos que se tejen muchos recuerdos alrededor del pelo y las personas sienten que este es una de las características que más definen lo que uno es y los estilos de vida; así mismo vibramos con cada uno de los ritmos que nos describieron y bailamos al son la salsa, el mapalé, la champeta, el porro y la chirimía.
Queremos agradecer a todas las personas que a través de Facebook, Twitter, Instagram y el correo, se unieron a la actividad e interactuaron con nosotros. Muy pronto nos pondremos en contacto con ellos para contarles cómo se hará el sorteo de algunos kits con material educativo de Maguaré para que llegue a algunos de sus instituciones y sus hogares a acompañar la crianza divertida y educativa de sus niños.
#EsteEsMiPelo
Claudia Avila:
“Hola, soy Santiago y esta es la historia de mi pelo:
Cuando era muy pequeño, mi mamá dice que naci con mucho pelo, tanto que a los pocos meses debieron mandarlo cortar, pero al crecer, mi pelito lo hacía hacia arriba, es decir que parecía una palmera.
Antes cuando era más pequeñito y me llevaban a la peluquería me quedaba tranquilito, parecía que solo me generaba cosquillas, pero a eso de los 2 años al ir creciendo empecé a sentir diferente, cada vez que sentía las tijeras empezaba a llorar sin lograr calmarme, mi mamita no sabía que hacer, por más que me entretenían era muy complicado que logra calmarme, Mamita encontró una señora que cortara el cabello y que no le importaba que gritara o llorara, ella entendía que la tijeras y las máquinas de peluquería me generaban mucho temor y aunque suene raro me duela mi pelito, cuando me empiezan a cortar el pelo.
A Algunos niños les pueden hacer peinados con muchas formas, a mí no. A mi solo me lo cortan rápido para que no llore mucho, claro que queremos contarles que ese miedo que yo siento, se debe a mi condición, yo soy Autista, y por ello tengo desordenes sensoriales, es decir percibo algunas sensaciones que otros niños no. Parece gracioso pero mi pelo, el que antes era muy loco, ahora mamá procura que cuando me lo cortan lo hagan lo más corto posible, para no tener que ir tanto a visitar a la señora peluquera.
Esta es la historia de mi pelo, y con ella queremos que cuando escuchen o vean a un niño gritar en una peluquería, en vez de juzgarlo y pensar que es consentido o grocero, comprendamos que todos somos diferentes, únicos, y por ello nuestras sensaciones son igualmente diferentes.
Y a tí ¿también te duele tu pelito?”.
#EstosSonMisRitmos
Claudia Avila:
“Soy Santiago, mis ritmos, mis músicas suenan, a tambores, suenan a tapas de cocina que se golpean con cucharas, mis músicas suenan a gritos de felicidad cuando me sonrió, o cuando “otros” me entienden.
Pero mis músicas pueden también ser simplemente un balbuceo, un gorgojeo de sílabas, de fonemas. ¿Te parece raro? Tengo 5 años, los acabo de cumplir, y mi lenguaje es no verbal, me comunico diferente, pero como tú, me gusta escuchar canciones infantiles, rondas, de los karaokes seguir las líneas de las canciones, aunque no hable.
Mi mamita tiene un compilado de varias canciones que ella misma escogido para mí, las escucha y si sonrío la agrega a la lista. Esa es la manera como yo le digo que me gusta. Pero también me alza en sus brazos y empezamos a bailar, mi hermano Emmanuel toca el tambor, suena Toto la Momposina, el Maestro Jorge Velosa… y se arma la fiesta, a bailar. Mis músicas son varias, saben a tierra, huelen a lo que huelen los recuerdos, huelen amor, Mi mamá quiere que nosotros, sus hijos aprendamos y escuchemos ritmos autóctonos, por esta razón no escuchamos emisoras, no tenemos ni siquiera equipo de sonido, nosotros construimos nuestros ritmos, de lo cotidiano, de lo que vivimos, del sonido que escuchamos en un momento determinado. Mis ritmos son los que el universo brinda, los que la tierra, la pacha mama me permite florecer”. Soy Santiago, tengo 5 años, soy autista y estas son mis músicas, son mis ritmos.
LA India Bandera:
“Soy caucana y me gusta la salsa, la chirimía, música 🎷 de planchar, folclórica”.
Amudic Mujeres Emprendedoras De Puerto Badel:
“Soy del caribe colombiano nos gusta la champeta”.
JC Kemi Martinez Urueta:
“Al son de maracas, tamboras muevo mis hombros. Mis caderas y me gozo el mapaleeeeee”.
Atelier Fomi:
En el Caribe, nos gustan los tambores! El bullerengue, son de negro, tambora, cumbia… Todos, todos!!! Y a nuestros niños también!!!
Jecakemi:
“Me gusta baila champeta y africana”.
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Cuento
MAR Y YUBARTA
Por Catalina Quiroga
“Una niña morena de nombre Mar, vive cerca de una playa, una esquina mágica de la hermosa Bahía Solano, en el Pacífico Colombiano.
Mar tiene el regalo diario de salir en las tardes, caminar y jugar en su lugar favorito, un rincón muy especial, un pedacito de playa y mar. Camina suavemente sobre la arena, su cabello baila con pasos chocoanos, mientras entierra con ternura sus pequeños dedos en ella, arrastra sus pies que se van acercando al agua. La toca.
Sonríe. Con sus ojos cerrados, inhala, abre sus brazos que saludan el viento. Deja salir una risita muda. Es feliz. Aquella tarde, acostada como de costumbre sobre la arena, en un juego de vaivén con el agua, que sin tocarla, solo la acaricia desde la orilla, se deja arrullar por su sonido. Con sus ojos cerrados, entra en un sueño pacífico.
Su cabello que adorna con dulce pero poderosa belleza su sabia cabeza, en la arena se peina como una estrella, y entonces, como si cada punta fuera un dedo, se entrelaza con la arena morena que la sostiene tiernamente. Su cabello negro, cabello afro, cargado de historia, lucha y memoria, se hace uno con su lugar secreto. Su piel, que combina perfectamente con la arena, oscura ella, se viste de Mar, como su nombre, su identidad.
Y llega ella hasta el cielo, montada en una hermosa nube cargada de agua, una que, posiblemente caiga más tarde sobre su casa en forma de lluvia. Y entonces, la sostiene ahora en su viaje de ojos cerrados. Esta nube toma la forma de una Yubarta, una hermosa ballena que acoge el calor de esas aguas para ser muchas Yubartas, y una en especial que alegra tanto a la pequeña Mar, cada vez que con su cola la saluda desde lo lejos, y ella la saluda también, desde la orilla de su hogar.
Con su peinado estrellado, sobre esa ballena de agua, Mar canta -“todo con coco, todo con coco, todo coco, sabe mejor. Todo con coco, todo con coco, todo coco, tiene sabor”- esa canción preferida de su querida mamá, la aprendió desde que era más pequeña, y si, todo con coco sabe mejor y desenreda mejor, como cuando en las noches se peina con ese aceitito de coco que huele delicioso y que hace que su cabello afro sea más resistente, luchador y fuerte. Como ella, la pequeña Mar que cada vez que se ve en su espejo, sonríe mientras mueve su cabeza de un lado al otro, haciendo libre sus crespos, sus pensamientos, sus deseos y sus sueños.
Y como en todo sueño de ojos cerrados, aparecemos en un lugar y llegamos a otro sin darnos cuenta, Mar pasa de una nube en forma de ballena a una Yubarta de verdad. Ambas se dejan abrazar por el viento y el mar, pero Mar, se sostiene con más fuerza y la abraza con todo su amor, no puede creer que la tiene tan cerquita a ella, su amiga de la distancia. Y ella, Yubarta, con movimientos tiernos y cantos de agua, le cuenta que sabe que es ella porque desde lo lejos ve su hermoso cabello negro, uno que se parece a una estrella de mar. – “Eres fuerza querida niña, mágica como el mar, amorosa como tu mamá. Siempre te buscaré, con tu cabello en forma de olas, con tu ser pacífico que inspira paz”-
– “Te quiero, te quiero”- Es lo único que dice Mar, mientras la abraza por su espalda y con los movimientos del agua se deja de nuevo arrullar. Su amiga la lleva de nuevo a la realidad. -”Te quiero, te quiero”- Despierta Mar. Su cabello y su mar se sueltan con amor, guardando este secreto, hasta su próximo encuentro. La niña vuelve a su casa, se mira en el espejo, peina su cabello con coco y esta vez le da más forma de estrella de mar. Quiere dormir para un nuevo día encontrar, ir a su lugar secreto, su rincón especial, su pedacito de playa y mar, tener otro sueño y volverla a abrazar”.
Etiquetas: actividades, Actividades para hacer con los niños, canciones, cuentos, infancia, Música, primera infancia, vínculos afectivos
La mía no salió ☹️💔😭
Kathe, cuéntanos cuál era tu historia y por qué medio nos la enviste, y lo enmendamos.