Los sistemas educativos tienden a enfocar sus esfuerzos en conseguir que los estudiantes adquieran los conocimientos considerados básicos para avanzar en el aprendizaje escolar como los son las lenguas, las matemáticas y las ciencias. A esto se dedica la mayor parte del tiempo en las instituciones educativas. En muchas ocasiones se olvidan otros tipos de aprendizajes vinculados a las relaciones sociales y la formación cívica y ética. Las expresiones artísticas están estrechamente relacionadas con la vida social y favorecen la creación de vínculos afectivos y de confianza. Además, facilitan la comunicación y contribuyen a que los niños conozcan el mundo y lo reconstruyan de acuerdo con los procesos imaginativos que desarrollan en su infancia.
En este marco, la Organización de Estados Iberoamericanos , OEI, en cabeza de Álvaro Marchesi Ullastres, secretario general, ha apostado de forma decidida por animar a los ministerios de Educación a que incorporen la educación artística en todas las etapas educativas y que le den una mayor relevancia en los años infantiles.
Dice Marchesi: “Durante muchos años se ha pensado que era el desarrollo sensoriomotor, cognitivo, comunicativo y afectivo, junto con la alimentación equilibrada y la salud, los factores fundamentales que debían orientar la educación de los niños pequeños. Sin duda era cierto, y sigue siéndolo, pero no respondía a una visión completa de la evolución de los niños. En los últimos tiempos, la investigación neurocientífica, evolutiva y pedagógica ha destacado que la creatividad y la educación artística, a través de la música, la pintura, el teatro, el canto o el baile, han de formar parte de los ejes fundamentales de un buen proyecto educativo. Estas actividades no han de considerarse como elementos separados del resto de las acciones que los niños viven en su entorno familiar o escolar.”
El libro Arte, educación y primera infancia: sentidos y experiencias, publicado por la OEI es una expresión del convencimiento del papel fundamental que ocupa la expresión artística y creativa en los primeros años de la vida del niño.
El texto se ha organizado en dos partes: en la primera, se aporta una reflexión más teórica sobre diferentes dimensiones de la educación artística. En ella se desarrollan temas como el arte y la creatividad en las infancias del siglo XXI, la literatura y la educación visual en la primera infancia, el lenguaje corporal y musical, entre otros. Allí hicieron grandes aportes especialistas como Elizabeth Ivaldi, Lía Schenck, Salomón Azar, Javier Abad Molina, Judith Akoschky y María Victoria Peralta.
En la segunda parte, se exponen experiencias concretas y valiosas de cómo se ha llevado la expresión artística a la práctica educativa alrededor de diversos países de la región. Se recopilaron experiencias como la de Patricia Sarlé y Patricia Berdichevsky en Argentina; Alicia Milán en Uruguay; Juanita Eslava Mejía en Colombia; Yennyferth Becerra en Chile; Martha Gabriela Espinosa Pichardo en México; Ricardo Carvalho de Figueiredo en Brasil y Carlos Alberto Cremata en Cuba, las cuales aportan al mensaje de la OEI de que este tipo de acción educadora con los niños no solo está sólidamente fundamentado, sino que además es posible.
Descarga aquí la publicación: Arte, educación y primera infancia: sentidos y experiencias
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