Hace unos años Paula Sáenz y Claudia Vargas llegaron a Leticia, en el departamento de Amazonas, en el extremo sur del país, donde la selva sopla en la nuca, con dos maletas llenas de basura: botellas de plástico, lana, pedazos de neumáticos y chatarra. Su objetivo era realizar un taller para niños de construcción de instrumentos con «desperdicios».
Paula y Claudia hacen parte de la Corporación Latin latas, que se creó en 2011 ante la preocupación por el consumo irresponsable y la generación de basura. A partir del arte y la música buscan fomentar la sensibilización del cuidado de los entornos a través de la educación ambiental. Ellos exploran los objetos y elaboran instrumentos con elementos que son arrojados a la calle y que se convierten en parte del paisaje.
Leticia es una ciudad que contrasta con su asfalto en medio de la extensión de la selva que aún prevalece en el Amazonas. En esta ciudad kilos y kilos de basura son arrojadas diariamente, incluso en antiguas zonas que en el pasado fueron depósitos de basura y que hoy son barrios.
En el taller de Latin Latas los niños se acercan y las maletas se transforman en gavetas con todos los materiales que permiten convertir esa basura en sonidos y en elementos de juego y diversión. Agarran botellas grandes y pequeñas que han sido debidamente cortadas y empiezan a entender que el plástico es un material más con el que se puede crear y construir todo tipo de artefactos.
Paula y Claudia se dividen en dos grupos. Unos niños quieren hacer un instrumento de viento y los otros uno de percusión. Con Paula los niños más grandes construyen un Tutupet (tutu, una palabra que en dialecto tikuna significa tambor, y PET para no olvidar el material con el que está hecho), mientras los demás, con Claudia, le dan vida a un Petnocho, un instrumento muy parecido a las vuvuzelas y que para los niños es fuente inagotable de diversión.
Casa cultural Latin Latas:
En Bogotá, desde hace cinco años existe la Casa cultural Latin latas en el barrio La soledad. Allí han creado proyectos pedagógicos por la sostenibilidad ambiental donde participan niños desde los 4 a los 15 años de edad. La casa ha visto recientemente aumentar la presencia de niños entre los dos y tres años.
“Intentamos desarrollar ciertos tipos de instrumentos más fáciles con los niños más pequeños como el Petonocho, que construimos con los niños desde los 4 hasta los 8 y otros instrumentos que requieren motricidad, pero no tan fina, de manera que ellos puedan desarrollarlos autónomamente. Con los niños más grandes hacemos los tambores, que requieren el uso de herramientas más pesadas, los guiamos en la utilización de esas herramientas y les permitimos pasar los límites establecidos y que tienen que ver con una falsa idea de que por ser niños ellos no pueden construir cosas con sus propias manos”, dice Paula Sáenz.
Además de los talleres de elaboración de instrumentos profesionales a partir de la basura, con los que han viajado por todo Colombia, la Corporación Latin latas, demuestra cómo pueden ser usados e interpretados para el perfeccionamiento de la técnica musical. A través de conciertos, talleres y charlas, Latin Latas comparte su mensaje e invita a otros a adoptarlo y a actuar creando conciencia con lo que tenemos a la mano y cada día arrojamos, pero que además tenemos el potencial de transformar.