El Centro de Memoria, Paz y Reconciliación fue el escenario para reunir a varias entidades como el Ministerio de Ambiente, el Ministerio de Educación y la Unidad de Implementación del Acuerdo de Paz en torno a la primera infancia, la paz y el medio ambiente.
Entre temas como el reto que implica hablar de una generación para la paz, en un escenario pluriétnico y pluricultural en el que las infancias están en el centro del debate político y de la gestión; sobresale el medio ambiente, la naturaleza y el cambio climático incluso como asuntos de la infancia.
La directora de la UIAP, Gloria Cuartas, hizo hincapié en las heridas y dolores que atraviesan tanto a los adultos como a los niños tras esa huella de conflicto permanente que se ha vivido en el país. En ese contexto, la primera infancia forja la reconstrucción del proyecto de nación. «Los niños y las niñas nos regalan la posibilidad de resolver los odios fermentados por años de guerra que nos han dejado cicatrices profundas de dolor y duelos no resueltos». ¿Pero qué significa ese otro comienzo? Significa que desde una visión ética y política de la infancia, es posible el comienzo hacia el futuro distinto de los adultos y, por tanto, hacia otra adultez. Afirmó.
Reconocer a las presentes generaciones como generaciones de paz es también pensar en las afectaciones que ha dejado la guerra en los cuidadores, quienes son finalmente los que transmiten los saberes a los niños y niñas y quienes no han sido escuchados ni reparados, pues se asume la hipótesis de que un adulto afectado y no atendido tendrá menos posibilidades de proteger, cuidar o reparar a otro.
Hablar de paz en la primera infancia significa, en términos culturales y emocionales, la reconciliación de todo un país, la sensibilización de la sociedad con el sufrimiento de las víctimas y su solidaridad con el restablecimiento de sus derechos, la elaboración del duelo colectivo por la muerte de miles de colombianos ocurrida por muchas generaciones y la resignificación del círculo de violencia, odio, venganza y retaliación.
Los panelistas también mencionaron la importancia de construir conocimientos en los territorios específicos. Construir conocimiento a partir de las capacidades de las comunidades, las familias, los cuidadores y las instancias de Gobierno para garantizar la protección integral de los niños y las niñas de la primera infancia.
Hoy el gobierno ha priorizado 426 municipios donde los derechos de los niños y las niñas han sido vulnerados; esta lista ha ido creciendo a medida que se suman factores para su bienestar, por lo que hoy se habla de 600 municipios de 1103 que existen en el país, lo que no es una porción menor. Ahí está el reto para todas las entidades y trabajar para que el presente de estos cerca de 2.700.000 niños y niñas pueda ser distinto a los de esos adultos que han crecido en guerra.
