Leer es mi cuento es el Plan Nacional de Lectura y Escritura (PNLE) de Colombia y es una iniciativa, liderada por el Ministerio de Educación, la Biblioteca Nacional y el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes que ha persistido por más de siete años con una sola misión y es la formar hábitos de lectura en las infancias y dotar al país de colecciones de calidad, pertinentes y divertidas.
Este año, el equipo de Literatura, a cargo de la promotora de lectura y escritora colombiana Beatriz Helena Robledo y la Biblioteca Nacional renovaron no solo la apariencia de esta colección, sino su enfoque: impulsar más creadores , autores e ilustradores colombianos.
“El Plan Nacional de Lectura y Escritura ‘Leer es mi cuento’ se concibió y se puso en marcha al tiempo que el Gobierno Nacional emprendía un ambicioso programa de atención a la primera infancia ‘De Cero a Siempre’. Ambas políticas apuntaban a lo mismo: combatir la desigualdad dotando a los menos favorecidos de herramientas que mejoraran sus oportunidades a lo largo de su vida”.[i]
Así los niños y niñas de primera infancia se convirtieron en el objetivo principal de este programa de fomento a la lectura y aprovechó la cobertura existente de bibliotecas públicas en todos los municipios y regiones del país, dotándolas de colecciones especializadas y se fortaleció la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, integrada por 1.500 bibliotecas, una red que hoy sostiene la bandera de ser la infraestructura cultural más grande del país.
Para el 2024 son seis los títulos de Leer es mi cuento que inauguraron esta nueva etapa y fueron:
- Con sabor a hogar
- Cuentos de animales, alas y flores
- Ensueños y otras fantasías
- Lugares fantásticos de Colombia
- Mi mascota
- ¡No, no fui yo!
Estos títulos tienen la peculiaridad de ser distintos a los demás y la razón es que ahora son más pequeños, más parecidos a un libro, con lomo y con un fuerte énfasis en la ilustración de creadores colombianos. Para estas ediciones se seleccionaron ilustradores y autores como: Ivar Da Coll, Rafael Yockteng e Irene Vasco De acá los dos últimos títulos se sugieren para la primera infancia y los demás para después de los seis años.
Para Beatriz Helena Robledo, el impacto y alcance de Leer es mi cuento es invaluable. “No solo es un programa que se ha sostenido en el tiempo y suele ser la única posibilidad de que muchos niños, desde regiones muy apartadas y de todos los rincones del país, tengan acceso a la buena literatura. Incluso niños que tienen dificultad por la distancia para llegar a una biblioteca, una biblioteca municipal, porque son libros que llegan o por el ICBF o por el Ministerio de Educación a los hogares también, y fortalece a su vez a la red de bibliotecas, ya que los niños pueden con un título inspirarse o querer leer más y más de la colección”.
Dentro del PNLE hay dos proyectos que incluyen a la primera infancia: por un lado está la Colección Leer es mi cuento – Libros para la primera infancia, que es una dotación disponible en todas las bibliotecas públicas del país y en los centros del ICBF, y, por otro lado, está la Serie Leer es mi cuento, producción propia con títulos para todos los niños, disponibles para descarga en Maguaré y MaguaRED.
Estos esfuerzos van unidos a la cualificación de bibliotecarios y bibliotecarias del país liderada por: Leo, leo. ¿Qué lees? De infancias, amores y saberes, estrategia de la Dirección de Poblaciones de Minculturas que fortalecen la formación de aquellos que atesoran las colecciones y brindan los servicios de préstamo de libros, cada vez más fomentando la organización de actividades de interés para las comunidades que atienden y las actividades de extensión a las zonas rurales. Lo que garantiza la calidad y pertinencia de los servicios bibliotecarios en todos los municipios colombianos.
“Sí creo que eso es bien importante, porque no solamente lo usan en las casas, cada niño recibe su libro, entonces son libros que entran a los hogares que se vuelven material de lectura para toda la familia y que los mismos profesores de las escuelas también utilizan”. Agrega Beatriz.
“El impacto de ‘Leer es mi cuento’ en el aumento de los índices de lectura en el país fue evidente. De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Lectura 2017 del DANE, los colombianos leen un promedio de 2,9 libros al año en las cabeceras municipales, incrementando la cifra de 1,9 libros leídos para 2012”.
En el marco del Plan Nacional de Lectura Leer es Mi Cuento, el Ministerio de las Culturas, desde 2011, ha seleccionado y adquirido más de 700 títulos para primera infancia.
Otros logros:
- El fortalecimiento integral de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas con una inversión de más de 25.000 millones de pesos, en las 1.553 bibliotecas adscritas.
- Implementación de 600 bibliotecas rurales itinerantes y la vinculación y formación de 1.288 mediadores voluntarios de las comunidades rurales.
- Acompañamiento y asesoría técnica a las 58 redes de bibliotecas públicas, fortalecimiento de la Red de Ferias del Libro y de la Red Relata de Escritura Creativa.
- Puesta al servicio de 7.300 libros electrónicos en la Biblioteca Digital de la Biblioteca Nacional de Colombia y la disposición de la biblioteca digital familiar.
En este momento y hasta marzo del 2025, la Biblioteca Nacional de Colombia, exhibirá la colección: Expedición por la literatura infantil y juvenil colombiana, la cual muestra la gran cosecha que hay en términos de autores e ilustradores con una propuesta gráfica y visual muy relevante tanto para los creadores como para los niños y niñas.
“Finalmente, la literatura infantil lo que hace, aunque está escrita o creada por adultos para los niños, es una manera de interpretar la vida de los niños y de que una sociedad interprete su propia infancia”. Afirma Beatriz.
Los libros crean un diálogo generacional que termina siendo un legado de las nuevas generaciones que no solo fortalece la literatura, sino también la identidad cultural.
«Es una manera de reconocerse y de reconocer al país. Conocer al otro en este espacio diverso. Un niño del interior puede leer unos poemas de la costa pacifica, descubrir su riqueza y sentirse parte del mismo país. Además de ser una forma de garantizar los derechos, como el derecho a los libros y a la literatura. Derechos que así no estén descritos como tal, son la posibilidad de que los niños se nutran con arte y literatura como el alimento simbólico, el alimento de la imaginación de los mundos posibles”.
Es una nueva época, como dice Beatriz, en la que los niños cada vez son más valorados y, por ende, los contenidos para ellos ahora llevan una conciencia impregnada de las infancias y el respeto por ellos.