Arte, patrimonio y primera infancia: espacios para el encuentro y el descubrimiento

Marcela Tristancho. Artista plástica, educadora y museóloga. Coordinadora del Área Educativa del Museo de Bogotá, docente universitaria e investigadora. Miembro del colectivo de investigación-creación Escafandra.
Taller de cartografía a partir de la colección de mapas y planos del Museo de Bogotá. Feria Internacional del Libro de Bogotá, 2015.

Taller de cartografía a partir de la colección de mapas y planos del Museo de Bogotá. Feria Internacional del Libro de Bogotá, 2015.

Entre arrullos y sensaciones: mundos para explorar

Algunos niños y niñas que habitan nuestro territorio, crecen escuchando los sonidos del maguaré en la selva, mientras otros aprenden a navegar en el mar de los siete colores o entre texturas, formas y colores citadinos. Unos más son acunados al vaivén de los arrullos y cantos de agua y de marimba, en tanto otros son mecidos por las olas de la mar o crecen en montañas, desiertos y páramos, o en cualquier otro lugar de nuestra asombrosa geografía, en palenques, campos, Kumpanias, o pueblos lejanos, abrigados por los relatos de sus antepasados.

La dimensión estética está presente desde antes de nacer, en las sensaciones que nos son comunicadas a través de los sentidos, las cuales contribuyen a definir nuestro ser y estar en el mundo. De la mano de madres y padres, abuelas y abuelos, taitas, mayores, putchipuüs, maestros y maestras, niñas y niños van entretejiendo su sentido estético y de apropiación patrimonial. En concordancia con lo anterior, atesorar elementos como la mochila Susu wuayuu (“La que camina con uno”) o el pocillo heredado de los padres, así como realizar recorridos en compañía de familiares y cuidadores, entre otras posibles acciones, representan excelentes oportunidades para acercarse a lo patrimonial y lo artístico.

Para valorar plenamente nuestra diversidad a todo nivel: biológica, cultural y lingüística, entre otros, es importante fomentar desde la primera infancia la capacidad para reconocer características propias de lo que nos constituye. En este sentido fomentar prácticas como distinguir y nombrar colores, sabores, sonidos, texturas y olores o visitar lugares como museos, bibliotecas, teatros, plazas, parques y espacios naturales, ayuda al desarrollo del sentido de pertenencia y de la valoración artística y patrimonial.

Recorridos con familias por el centro histórico de la ciudad. Museo de Bogotá. 2015.

Recorridos con familias por el centro histórico de la ciudad. Museo de Bogotá. 2015.

Viajes, espacios y acompañantes

El acompañamiento de los procesos artísticos y patrimoniales corresponde a diferentes agentes e instancias, entre otros: familias, comunidades, artistas, maestras-os y los docentes relacionados con las distintas modalidades educativas. Asociados a una de estas últimas -la informal-, figuramos los educadores vinculados a instituciones culturales y patrimoniales.

Desde lugares como el museo, la ciudad y los espacios públicos y naturales podemos contribuir al reconocimiento de expresiones artísticas y patrimoniales al tiempo que promovemos el desarrollo del sentido estético y ampliamos las posibilidades creativas al propiciar la construcción de narrativas, representadas en la creación de historias, imágenes o movimientos. Teniendo en cuenta lo anterior, es importante que consideremos las experiencias previas de nuestros visitantes de primera infancia a la hora de proponer estrategias y formas de aproximación para así lograr establecer relaciones basadas en la resonancia y el asombro. De este modo, la exploración puede convertirse en una aventura que reúna tanto lo percibido como lo imaginado ya que, por ejemplo, aunque no siempre se puedan palpar las obras de arte o los objetos exhibidos directamente, sí que los podemos “tocar” con los ojos, recorriéndolos de arriba abajo en busca de las zonas más oscuras o en donde haya más brillo, textura o color. También es posible caminar lentamente, bailar los espacios, jugar a imitar los gestos de los personajes representados en fotografías, acostarse en el piso para dibujar o sencillamente contemplar techos, pisos y paredes para apreciar sus estructuras.

Al invitar a las niñas y los niños a pasear por los alrededores, palpar las distintas superficies, rodear las columnas con los brazos, acariciar las plantas, entrar en contacto con otras texturas de los espacios museales o apreciar las imágenes con detenimiento, los equipos educativos esperamos entablar conversaciones relacionadas con el arte, la ciencia y el patrimonio, que nos permitan interrogarnos con profundo interés acerca de lo que nos rodea y nos habita. En este sentido, los distintos sitios ya sean patrimoniales, definidos por las comunidades como protegidos o sagrados, los cotidianos, entre otros, tienen el potencial de convertirse en generadores de experiencias y de sentido en la medida que seamos capaces de atrevernos a indagarlos. Ya sea que emprendamos un recorrido interpretativo por el propio jardín o que decidamos dar la vuelta al mundo dentro del salón de clases, lo relevante es proponer espacios para el surgimiento de las preguntas críticas así como para el desarrollo de la sensibilidad, la imaginación y el pensamiento divergente y relacional.

¿De qué color amaneciste hoy? Una buena pregunta para iniciar una aventura de color en el Museo de Arte de la Universidad Nacional. Talleres para niños, programa “El Placer del Museo”, 1986.

¿De qué color amaneciste hoy? Una buena pregunta para iniciar una aventura de color en el Museo de Arte de la Universidad Nacional. Talleres para niños, programa “El Placer del Museo”, 1986.

Hoy en día, en lugares como el Museo de Bogotá, buscamos acercarnos a los públicos de primera infancia por medio de estrategias como tocar las distintas superficies y sacar frotados de ellas con crayolas para luego contrastar las percepciones del espacio e intercambiar preguntas acerca del ancho de las paredes, el material de los pisos, la temperatura del ambiente, la altura de los techos, el tamaño de la ciudad visto en los planos y las fotos de la colección o la variedad de plantas presentes en los jardines y en la huerta. De esta manera nos hemos fortalecido en la posibilidad de vivir acercamientos al patrimonio y al arte de forma lúdica, crítica y reflexiva. Es así como hemos ido creando ciudades, planos colectivos y jardines imaginados dibujados en tiza sobre el piso, que nos han abierto a otras dimensiones del acercamiento al patrimonio a nivel individual, colectivo y comunitario.

Formación y formadores

Los museos, sus colecciones y sus patrimonios se convierten en poderosos aliados de los procesos de sensibilización al arte y al patrimonio al promover espacios de investigación-creación asociados a la figura del laboratorio. Allí se contemplan tanto el desarrollo de materiales didácticos como la implementación de metodologías participativas de trabajo en donde los componentes de formación de formadores y trabajo con familias se evidencian como fundamentales.

Imaginando una ciudad posible en familia. Construcción colectiva en el Museo de Bogotá. Laboratorio pedagógico, 2015.

Imaginando una ciudad posible en familia. Construcción colectiva en el Museo de Bogotá. Laboratorio pedagógico, 2015.

Para valorar la importancia de los procesos formativos en arte y patrimonio me gustaría hacer referencia al proceso de creación de material didáctico de arte contemporáneo para la primera infancia y a la ejecución de los laboratorios “Arte desde el principio”, donde establecimos espacios de trabajo con agentes educativos de primera infancia a lo largo de los cuales nos articulamos con museos como el Museo Nacional, el de Arte Moderno del Tolima, las colecciones de arte de la Biblioteca Luis Ángel Arango y con prácticas tradicionales como la de los cuadros vivos de Galeras (Sucre), la alfarería y los tejidos. En el marco de este proceso se diseñaron, también, diferentes materiales orientados a la primera infancia: libros, cartillas para formadores, un calendario de verbos artísticos y títeres. Igualmente se realizaron pilotajes y encuentros de carácter formativo que se llevaron a cabo en diferentes departamentos entre 2011 y 2012.  Estos laboratorios fueron desarrollados por el colectivo Escafandra a partir de una propuesta presentada en un inicio por Mónica Romero, Gina Caicedo y Marcela Tristancho, quienes llevamos a cabo el proyecto de la beca de creación de material didáctico para la primera infancia auspiciada por el Ministerio de Cultura en 2011. Posteriormente continuamos con el proceso de laboratorios de primera infancia “Arte desde el principio”, con un equipo ampliado.

Prototipos de materiales didácticos para primera infancia a partir de la obra de Fernando Botero. Colectivo Escafandra, 2012.

Prototipos de materiales didácticos para primera infancia a partir de la obra de Fernando Botero. Colectivo Escafandra, 2012.

En el marco de esta beca de creación y del intercambio con agentes educativos exploramos nuevas formas de incorporar a los repertorios expresivos de todos los que participábamos del proceso posibilidades que tuvieran en cuenta tanto la corporalidad como la espacialidad de los lugares en los que transitan niños, niñas, agentes educativos y familias, así como elementos relacionados con su sentido estético y patrimonial. De esta manera jugamos a transformar espacios, a inventar esculturas con los cuerpos y los elementos del medio, a realizar figuras comestibles y muchos otros juegos más que nos permitieron ampliar las miradas acerca del arte contemporáneo, del patrimonio y de sus dinámicas, así como de la posibilidad de resignificar espacios, prácticas y objetos.

De estos encuentros surgieron cuestionamientos interesantes como el de rebatir la idea misma de arte contemporáneo desde la vivencia de grupos étnicos y comunidades específicas, quienes manejan concepciones corporales y espacio-temporales diferentes a las occidentales. Resultó muy revelador reconocer la identificación de las agentes educativas con prácticas como las de los cuadros vivos de Galeras (Sucre), que participan de dinámicas del arte contemporáneo y al mismo tiempo tienen raíces ancestrales de tipo patrimonial, o encontrar equivalencias entre las acciones artísticas y actividades desarrolladas por niñas, niños y maestras como extender, envolver, coleccionar, derramar, agrietar, inflar, cultivar, disfrazarse y construir y los modos de hacer arte de Martha Combariza o Alexandra Mc Cormick, que nos acompañaron en distintos momentos del proceso.

Taller de cuerpo, Laboratorio Arte desde el principio, Quibdó. Colectivo Escafandra, 2012.

Taller de cuerpo, Laboratorio Arte desde el principio, Quibdó. Colectivo Escafandra, 2012.

Para nosotros como grupo de trabajo y para las participantes de los talleres, resultó sorprendente y enriquecedor encontrar numerosas cercanías y similitudes entre arte, vida cotidiana y relaciones con el patrimonio, así como posibilidades alternas que contribuyeron a enriquecer el proceso retomando elementos de la tradición junto con el reconocimiento de procedimientos propios del arte contemporáneo como la performancia, la instalación y los happenings. Así pudimos realizar acercamientos desde lo lúdico incluyendo peinarnos, movernos, jugar a hacer esculturas humanas, organizar las colecciones que guardábamos en bolsillos y maletas y descubrir cómo nos vemos por fuera y como nos sentimos por dentro, entre otros, que nos permitieron establecer nuevas miradas a las dinámicas de lo artístico en diálogo con elementos propios de los distintos contextos en los que trabajamos.

Vale la pena enfatizar en que tanto desde las instancias educativas como las artísticas y patrimoniales nos debemos esforzar por mantener abiertos y vigentes estos espacios de intercambio y formación, de manera que logremos establecer diálogos de saberes de carácter transformador y liberador, reconociendo las pedagogías propias de los grupos con los que entramos en contacto.

Cruces de caminos

Finalmente cabe anotar que para emprender expediciones por los distintos mundos a los que pertenecemos o que sencillamente deseamos explorar, resulta fundamental arriesgarse a experimentar, manteniendo despejados los caminos tanto exteriores como interiores, así como estar abiertos al descubrimiento y a valorar lo que deseamos llevar con nosotros, lo que nos identifica y nos genera sentido de pertenencia o de extrañamiento. En este sentido, la responsabilidad de establecer y ampliar los espacios de aproximación al arte y al patrimonio de manera continua y participativa es conjunta, entre actores educativos y culturales. De esta modo podremos mantener abiertas y enriquecer las conversaciones que comenzamos desde el vientre materno y de la cultura, en medio de arrullos y cantares, siguiendo el ritmo de la siembra de semillas ancestrales o siendo mecidos por el vaivén de las pangas, canoas, chivas, busetas o potrillos , para abrirnos a infinitas posibilidades en los universos del patrimonio y del arte, que para nuestro deleite en nuestro país son numerosos, contrastados y cambiantes.

6 Comentarios

  1. Excelente articulo, las dimensiones patrimoniales de nuestro país es invaluable, desde toda la riqueza de matices, texturas cada vez innombrables, lenguajes que superan las palabras. Esto no puede quedar solamente para deguste de los adultos, o de los extranjeros que se asombran de la idiosincrasia colombiana, del ser colombiano como ser de cultura, de aquel que necesita continuar su legado.

    Esto último me lleva a resaltar el interior y propósito de este articulo, la primera infancia es una etapa, un estado del ser llegado que necesita alimentarse de lo visual, del tacto, del oído, del olfato y principalmente el gusto en su máxima expresión da consejo al individuo para deleitarse de este constructo de años, de sacrificio, de ideas que brotaron de la humildad de un individuo que luchó incansable por alcanzar ser reconocido, como aquel que pudo expresarse desde lo mágico y sublime como es el arte. Cuando llevamos a un niño a que experimente con todos sus sentidos los lugares artísticos, culturales, patrimoniales, estamos contribuyendo a un futuro ciudadano que defiende las ideas de la expresión, del valor incalculable de la imaginación y del peso historico de su territorio.

    El acompañamiento es clave, no podemos ser espectadores pasivos, no dejar dentro el sentir al observar o experimentar el arte. debemos demostrarle con hechos lo que significa, lo que se pretendía expresar, o quizás el valor del esfuerzo por alcanzar esa inmortalidad que lleva el arte y los espacios de encuentro. En niño luego con todas esas herramientas construirá infinidad de elementos ayudarán a crear un ciudadano con opinión, con argumentos y principalmente identificado con algo que va más allá de lo material, sino desde lo historico.

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  2. Es evidente que niños y niñas vivencia diferentes experiencias significativas que se dan desde el horizonte selvático como en otros espacios maravillosos donde habita el arrullo y la transparencia del mar. Allí, abuelos y padres, imparten su riqueza cultural de generación en generación. Por tanto, el arte , está presente en el hombre, desde su gestación y, por eso se debe mantener latente también en su primera infancia cuando, aprende a distinguir y nombrar colores, sabores, sonidos, texturas y sonidos. Posteriormente, en familia, hará recorridos a diferentes espacios culturales que le permitan disfrutar del patrimonio cultural y lo maravilloso del arte en cada una de sus dimensiones.

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  3. Nuestro primer territorio a reconocer es el cuerpo y por tanto propiciar experiencias que potencien ese reconocimiento son vitales en el desarrollo de niños y niñas. Desde el vientre madres y padres arrullan, acogen, impregnan de cultura a sus hijos a través de la estipulación y es un deber de la cultura, la sociedad y sus instituciones ofrecer espacios que enriquezcan esos primeros acercamientos así como también es una tarea de los adultos acercar a los niños y niñas a tener estas experiencias de las que aquí se hablan hoy. En las experiencias es donde se enriquecen los aprendizajes

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  4. La experiencia cobra relevancia en términos del trabajo que se hace para acercar a los niños, niñas y comunidades a los procesos artísticos, reconociendo de antemano que tienen unos propios y que enriquecen la multiculturalidad de este país. El papel de los agentes educativos es preponderante a la hora de reconocer que lo que nos rodea y habita es importante para la construcción de otras miradas educativas desde un contexto determinado, en un país cuyo conflicto armado es latente, estas miradas posibilitan otras formas de concebir la vida. }

    Tener en cuenta las experiencias previas de los niños y niñas para acercarlos es importante porque no se hacen procesos artísticos lejos de los niños y niñas sino que por el contrario ellos son los agentes de estos escenarios fomentando la sensibilidad, la imaginación y el pensamiento divergente como lo menciona la autora.

    Construir desde lo propio, desde el sentido, desde la imaginación, en ultimas desde un lugar como sujeto de experiencias permite que a temprana edad el arte inspire otros modos de vida, que se constituya en un corpus que nos vuelva mas sensibles y críticos ante la realidad que vivimos.

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  5. El poeta alemán Rainer María Rilke afirmó: “La verdadera patria del hombre es la infancia.” Gran verdad, que ha permitido comprender los procesos socioculturales en los que transitan los hombres. Es decir, que es la infancia donde los niños y las niñas se apropian de los patrimonios históricos y culturales, que han sido transmitidos de generación en generación. En donde los arrullos, los cantos, los colores, los mitos, las leyendas, las fábulas y los cuentos, se convierten en herramientas esenciales a la hora de posicionarse como sujetos críticos y propositivos, de su entorno. Sin embargo, el llamado es a que padres y maestros, se comprometan a que los infantes recorran bibliotecas, museos, teatros, parques, etc. Lo anterior les ayudará a identificar y apropiarse de sucesos históricos, culturales y artísticos, del país y el mundo. En ese sentido, su mirada será holística a la diversidad que nos construye y reconstruye, como sujetos interculturales en los ámbitos sociales, culturales, económicos y políticos, de una nación.

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    • Estimada Yéssika:

      Estamos de acuerdo en que recorrer los lugares es otra forma de apropiar nuestros patrimonios.

      Espero que continúes visitando los espacios que te llaman la atención y que de la mano de los arrullos, cantos, cantares, paisajes sonoros, tradiciones y todos los demás elementos que conforman nuestro maravilloso patrimonio afirmes tu pertenencia.

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