Jutta Bauer, el arte de lo simple

Texto: Juan Carlos Millán Guzmán
Traducción: Stephanie Rückoldt
Fotos: Luz Marina Martínez – Goethe Institut Colombia, Milton Ramírez – Ministerio de Cultura de Colombia.

"Los libros son la clave para acceder al mundo, y el Estado debe velar por asegurar que estén al alcance de la mayor cantidad posible de personas". Jutta Bauer.

«Los libros son la clave para acceder al mundo, y el Estado debe velar por asegurar que estén al alcance de la mayor cantidad posible de personas». Jutta Bauer.

Jutta Bauer proviene de una familia alemana de clase media y convive con una dificultad para comprender los símbolos matemáticos –discalculia–. Se formó académicamente en la Escuela Técnica Superior de Diseño de Hamburgo, su ciudad natal, y escribe y dibuja con la mano izquierda. “Pese a que yo soy zurda –algo que en aquella época todos procuraban corregir– mi padre decidió apoyarme para seguir adelante y nunca permitió que se me torturara con clases adicionales. ‘Papel y lápiz siempre estarán a tu alcance’, me decía”.

Durante su etapa universitaria, Bauer hizo parte de un movimiento pacifista de izquierda alemán y ejerció un intenso activismo que la llevó a colaborar en diversas publicaciones estudiantiles y a pintar sobre los muros; situación que no pasó desapercibida por sus maestros, quienes hubieran preferido que su presencia en las aulas tuviera la misma constancia. Aún así, le aconsejaron que tomara una serie de cursos sobre ilustración infantil y en 1981, el editor Hans-Joachim Gelberg –considerado el gran renovador de la literatura infantil y juvenil en Alemania–, publica su primer libro.

“Todos los grandes ilustradores contemporáneos en Alemania le deben algo a Joachim Gelberg –yo misma lo considero un padre desde el punto de vista profesional–, puesto que su mirada democrática y emancipadora renovó totalmente la forma en que se hacían los libros para niños y jóvenes”.

Jutta Bauer es la autora de La reina de los colores (2001), Madrechillona –Premio Nacional de literatura infantil alemana 2001–, El ángel del abuelo (2002), Selma (2009) y Yo pasé por el infierno (2012), así como de la serie Emma. Jutta fundó la fundación Stiftung Ilustration, concebida para promover la literatura gráfica infantil en su país y Europa.

madrechillona_portada

Madrechillona es uno de los libros de esta autora que puedes encontrar en tu biblioteca pública más cercana pues hace parte del Catálogo Leer es mi cuento 2011.

Dibujar para aprender

Durante la escuela dibujar se convirtió para usted en un refugio. ¿Qué tipos de dibujos recuerda haber realizado en su infancia?

Todavía guardo cajas con algunos de esos dibujos en mi casa; en una época solía dibujar mujeres lindas y luego una serie conformada por edificios de apartamentos vistos desde arriba. Hice también estudios sobre diversos temas –la forma como debía dibujarse el pelo de un pony, o el lugar hacia el que debían orientarse unos tacones, fueron mis primeras obsesiones–. Los niños pueden emplear mucha energía en temas que verdaderamente les interesen, pero a veces los adultos suelen interponerse, y eso es una lástima. Durante esos primeros años yo dibujaba y esperaba poder terminar la escuela para poder dedicarme a lo que sabía hacer mejor sin ningún tipo de presión, aunque mis padres nunca me forzaron a que tomara cursos adicionales para perfeccionar mi talento.

¿Dibujaba durante las clases?

Lo hacía todo el tiempo, ¡por supuesto! Y aunque no les agradara mucho a mis profesores, creo que esta es una actividad que debe permitirse a cualquier persona. Hasta el día de hoy, cada vez que asisto a una conferencia o debo atender una reunión, acostumbro dibujar para poder concentrarme. Muchas personas dibujan cuando hablan por teléfono –cosas muy simples, por supuesto–, y los niños suelen hacer uso de esos dibujos para lograr concentrarse de manera instintiva, así que al prohibirles dibujar en realidad se les está quitando la posibilidad de concentrarse.

¿Qué dejó en usted el haber crecido en una familia conformada por un maestro y una mujer del campo?

Guardo esos dos tipos de influencia muy dentro de mí misma: la simplicidad y concreción de mi madre, junto con las lecturas que habitualmente hacía mi padre de un poeta tan emblemático y complejo como Rilke. Sin embargo, quizá debido a la manera de pensar mucho más aterrizada que tenía mi madre, a veces suelo aburrirme un poco con el aspecto académico de mi trabajo, y al escuchar a algunos de mis colegas pienso que hablan demasiado.

¿Recuerda los primeros libros que leyó en su infancia?

En Alemania los grandes almacenes publicaban una serie de catálogos sobre los productos que tuvieran a la venta en los que recuerdo que había un surtido muy amplio. Yo pasaba mucho tiempo observando cada detalle de esos objetos. Por supuesto recuerdo haber leído también muchos cómics: el Pato Donald, o el Oso Petzi. Esta experiencia me sirvió para hacer un libro –Lo mejor de todo– en el que están incluidos diferentes trabajos de 60 ilustradores de toda Alemania, para que los padres y los niños puedan buscar y seleccionar lo que más les gusta.

Puedes compartir el libro Una pequeña casa en el bosque con niñas y niños que tengan entre 0 y 2 años. También hace parte del catálogo Leer es mi Cuento 2011.

Puedes compartir el libro Una pequeña casa en el bosque con niñas y niños que tengan entre 0 y 2 años. También hace parte del catálogo Leer es mi Cuento 2011.

El Estado y la promoción de la lectura

¿Cuál es el papel del Estado y qué importancia tiene para una sociedad promover el interés por la lectura entre el público infantil?

Los libros son la clave para acceder al mundo, y el Estado debe velar por asegurar que estén al alcance de la mayor cantidad posible de personas, porque gracias a los libros nos podemos familiarizar con todo tipo de emociones y experiencias –la tristeza, por ejemplo–. Es una respuesta compleja, ya que no estoy hablando del libro como un texto de superación o de auto-ayuda, pero creo que de alguna u otra forma los libros nos ayudan a vivir. En tal sentido, creo que es muy importante que el Estado invierta en la formación de los niños, porque de otra manera tendremos una sociedad conformada por personas estúpidas.

Ahora mismo en Europa las prioridades han pasado a ser otras –entiendo que por supuesto hay que reparar algunas vías y eso también es importante–, pero prefiero andar por una calle con huecos que ver el dinero que debería destinarse a la educación de los niños en construir carreteras.

En otras ocasiones ha hecho referencia a una frase de Picasso, respecto a lo mucho que le costó a él volver a pintar como si fuera un niño. ¿Cómo ha sido ese proceso en su caso?

La simplicidad es uno de los aspectos más importantes de mi profesión como dibujante, junto con el de la calidez de la imagen, que nada tienen que ver con el virtuosismo. Entre más se trabaja, más se llega a esta manera de dibujar, porque esa simplicidad es muy difícil de lograr: una cosa es escribir un texto largo y otra es componer un buen haiku.

Historias, gusto y tecnología

Al ingresar a la Escuela de Diseño usted comienza un periodo de intenso activismo político del que luego decide tomar distancia. Sin embargo, en muchos de sus libros hay un trasfondo político…

Nunca me he distanciado de la política y pese a que mi función no es política, mi visión del mundo tampoco ha cambiado desde esa época; pero creo que mi trabajo es el de concebir historias.

Hace un tiempo le preocupaba perder la batalla contra la televisión en la formación de su hijo. ¿Que aconsejaría a los padres preocupados por la relación que establezcan sus hijos con otro tipo de tecnologías?

Mi hijo efectivamente llegó a pasar muchas horas frente al computador, pero hoy es un profesional que piensa dedicarse a la política; así es que creo que me fue bien en ese aspecto. Ahora bien, si se da el caso de padres que se la pasan todo el tiempo pegados a las pantallas de sus celulares, resulta difícil sustentar que puedan hacer algún tipo de reclamo sobre este aspecto a sus hijos.

La cantidad de libros para niños que existe actualmente puede ser abrumadora. ¿Cómo hacer para que los padres de un niño puedan seleccionar buenos libros?

En una época de tanto miedo e inseguridad como la nuestra, resulta fundamental el encanto que pueda despertar el libro en los propios padres, de tal manera que puedan tener confianza en su propio gusto. Eso es algo que sin duda alguna también se termina transmitiendo al niño.

Historias para todos los gustos

El ángel del abuelo es un libro recomendado para niños entre 6 y 8 años. Pregunta por él en tu biblioteca pública más cercana.

El ángel del abuelo es un libro recomendado para niños entre 6 y 8 años. Pregunta por él en tu biblioteca pública más cercana.

¿Qué diferencias encuentra entre escribir para niños y/o adultos?

Prefiero no pensar tanto en el tipo de público al que van dirigidas mis historias; si les gusta a los niños está bien, y si además les gusta a los adultos, también. Claro que al escribir para niños uno tiene que pensar un poco más en la manera de comunicarse con ellos, qué decirles y qué no.

En una de las viñetas de Yo pasé por el infierno decidió incluir a la cultura como uno de los principales pasatiempos de este escenario. ¿A qué tipo de cultura hacía referencia?

Quería hacer una broma sobre todo aquello que hacemos en exceso y que puede terminar volviéndose un infierno: la diversión, el consumo, el juego. Más que dejar un mensaje de tipo moral quise mostrar una situación que en ese contexto me pareció graciosa

Siempre me ha llamado la atención el tema del infierno y en alguna ocasión tuve la oportunidad de ver una exposición sobre cómo podía ser este sitio visto desde un punto de vista más bien inocente, aunque quizá sea mucho más parecido a lo que vemos hoy en día. La verdad no lo sé.

Pese a que el uso de animales suele ser mucho más frecuente en las historias para niños, el protagonista de Yo pasé por el infierno termina convertido en conejo, y Selma es una oveja. ¿Por qué llamar la atención del adulto como si se tratara de un niño?

En algunas religiones se considera que cuando una persona se ha portado mal reencarnará en un animal, así que como en las glorietas de Hamburgo suele haber muchos conejos que parecieran atrapados por los carros que dan vueltas a su alrededor, pensé que eso podía ser una especie de infierno. Selma no es un libro para niños –aunque no quiero decir con ello que un niño no deba leerlo–, porque lo escribí como un cómic, una tarjeta de navidad, para adultos; de hecho la imagen inicial es la de un zorro que ha bebido unos tragos de más. Inicialmente no pensé en publicarlo y quería que fuera un obsequio para algunos de mis amigos.

Un aspecto que destaca en su obra es su interés por los problemas sociales. ¿Por qué escribir sobre este tipo de conflictos a un público infantil?

Cualquier tema es susceptible de ser abordado en un libro para niños, puesto que como ya lo he mencionado, los libros sirven para ayudar a procesar nuestros propios problemas–la pobreza, los conflictos–. Claro, no solo se trata de abordar problemas ya que también podemos pensar exclusivamente en divertirnos, por supuesto.

Jutta Bauer en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2016.

Jutta Bauer en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2016.

¿Qué circunstancias pueden determinar que sus proyectos terminen siendo libros o dibujos animados?

Creo que no todo libro puede terminar siendo un dibujo animado. Ahora mismo tengo un nuevo libro sobre la navidad, y no me lo imagino con animación porque considero que los detalles terminarían perdiéndose. Si bien es cierto que se pueden hacer dibujos animados con gran detalle en lo que respecta a los ambientes, no hay mucha disposición a pagar por este tipo de trabajo, puesto que los costos resultan más elevados. Incluso en mi país prefieren que sea en China donde terminen realizándose la mayor parte de los dibujos animados.

¿Qué diferencias encuentra entre los libros para niños que se hacen en América Latina y los de Europa?

Los países que son líderes en el campo de la ilustración infantil –Alemania, Francia, Escandinavia e Inglaterra– usualmente adoptan una postura un poco arrogante respecto a lo que se hace en América Latina, no obstante a la gran cantidad de ilustradores talentosos que conozco. Creo que deberíamos bajarnos un poco de nuestro pedestal y comenzar a mirar hacia estos otros lugares. Ahora bien, tanto acá como allá se produce también mucha basura.

Etiquetas: , , , , , ,

3 Comentarios

  1. Me parece muy interesante su proyección de enseñar a los niños atraves de imágenes sencillas realidades de la vida

    Responder
  2. Buen post informa y da una argumentada opinión, las cosas complejas no son solo el arte toda aquella expresion del ser sea o no sea compleja bajo la subjetividad, no se puede categorizar ni estigmatizar el arte.

    Responder
    • ¡Gracias por tu comentario, Arte! Con sus aportes seguimos construyendo comunidad 🙂 Saludos.

      Responder

Trackbacks/Pingbacks

  1. Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín - […] Referenciado de: https://maguared.gov.co/jutta-bauer-arte-simple/ […]

Enviar comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Amigos de MaguaRED


Logo Gobierno de Colombia
Logo Unimedios - Universidad Nacional de Colombia
Logo De Cero a Siempre
Logo Leer es mi cuento
Logo MaguaRED
Logo Maguaré
logo