Hoy, en el Día Internacional del Migrante, queremos recomendarles una iniciativa que busca visibilizar las historias de los niños y niñas que han experimentado la migración desde Venezuela hacia Colombia desde sus voces, relatos y sueños. Se llama Sueños en Ruta, un proyecto muy, muy bonito que desarrolló La Otra Juventud, Moving Minds Alliance, ChildArise y el Comité Internacional de Rescate, en colaboración con Fraternidad Venezolana, La Esquina Radio, la Corporación Educativa Combos y el apoyo de la Fundación LEGO.
La migración, los migrantes, huir, exiliarse son palabras que se han hecho más frecuentes en estos tiempos. Las guerras, los rumbos políticos de las naciones y hasta el cambio climático han hecho que el fenómeno migratorio incremente en estos tiempos. Según Migración Colombia, en Colombia se estima que: En 2020, del universo total de migrantes venezolanos en el país, 389.244 son menores de 18 años (22,33%)”. En este panorama, las voces de las niñas y niños nunca fueron escuchadas. ¿Qué pueden decir los niños y niñas sobre migración? ¿Cómo la viven? ¿Cómo la entienden? ¿Cómo la sienten?
Partiendo de estas preguntas se gestó este proyecto que surgió desde encuentros con familias y niños y niñas migrantes donde indagaron de una manera muy respetuosa esas historias que consolidaron en varios productos audiovisuales, como: objetos seguros para niños migrantes y uno principal que es un corto-documental que lleva el mismo nombre del proyecto. Este realizará una gira de participaciones en festivales de cine con enfoque de Derechos Humanos alrededor del mundo, por eso, por ahora no es posible su distribución en plataformas web.
Los niños y niñas migrantes no solo viven y sienten la migración, sino que este tipo de proyectos ayuda a abordar estas problemáticas sociales que ellos afrontan y entender cómo lo hacen para poder generar nuevas ideas y estrategias y más proyectos que resalten las voces de los niños y las niñas.
MaguaRED estuvo en una emocionante proyección en el Museo Nacional en Bogotá, al que asistieron muchos niños y niñas con sus cuidadores, quienes compartieron con nosostros su impresión:
“Las voces de los niños deben ser más escuchadas y aún más todavía con estas circunstancias adversas en las que se encuentran y son vulnerables. Gracias igualmente a Bogotá por habernos recibido a todos nosotros, los amigos venezolanos”.