Colaboradora: Sandra Argel
Pertenencia, curiosidad, amistad, amabilidad, confianza, valentía y esperanza son los siete valores sobre los que se construye la propuesta de LitWorld, un movimiento mundial de promoción de lectura que busca empoderar a los niños para que se sean los autores de vidas independientes, llenas de esperanza y alegría.
Ana Stern y Mabel Bejarano compartieron la experiencia de este programa a través de su intervención El poder de las historias, realizada el pasado sábado 1 de agosto en el marco del II Encuentro Internacional Espacios para la Lectura, el acceso a la información y la cultura, realizado en Cali.
Esta iniciativa, nacida en 2007 en Estados Unidos, desarrolla diversos programas que le permiten a niños y jóvenes aumentar su autoestima, valorar sus capacidades, enamorarse del aprendizaje, reflexionar acerca de su entorno y convertirse en agentes de cambio en sus comunidades. Todo esto a través de la generación de ambientes de lectura seguros y positivos.
«El modelo de trabajo que tenemos es desde las fortalezas. Nuestra relación con los niños es muy diferente a la típica profesor-estudiante de la educación formal. En ningún momento pensamos que ellos sufren de -como dicen algunas personas- ‘pereza mental’. Por eso creamos ambientes en los que ellos pueden ser auténticos», comenta Mabel Bejarano.
Uno de los programas más importantes para cumplir estos objetivos, y que está presente en los 20 países a los que llega esta iniciativa, es el LitClub dirigido a niñas y niños con edades entre los 10 y los 14 años. Esta actividad, que cuenta con un currículo de dos años diseñado, es concebida por la organización como un modelo de interacción social en el que se fomenta la lectura, escritura, habla y escucha así como la amistad y el elogio.
MomClub (clubes de lectura dirigidos a madres), LitCamps (campamentos de lectura), encuentros intergeneracionales para compartir historias, asesorías para el diseño y puesta en marcha de espacios de lectura apropiados y dos campañas mundiales: Día mundial de la lectura en voz alta y Levantemos por las niñas, son los otros programas en los que trabaja esta organización sin ánimo de lucro.
Ambientes seguros para el aprendizaje
Gran parte del trabajo que realizan los miembros de LitWorld ocurre en poblaciones vulnerables, por eso el entrenamiento que reciben los facilitadores está estrechamente relacionado con la generación de ambientes donde los niños se sientan cómodos para acercarse al conocimiento e interactuar con otros.
«Nuestro facilitadores trabajan con niñas y niños que vienen de historias de desencanto con la escuela, de espacios donde no pueden compartir su ideas, de hogares con situaciones de violencia. Por eso el espacio físico y emocional se vuelve muy importante para despertar en ellos el amor por la lectura y por el aprendizaje», expresa Ana Stern, directora de programas internacionales de LitWorld.
Algunas de las estrategias que utilizan son sentarse en círculo, volver al facilitador un participante más de las actividades, reconocer el esfuerzo y hacer preguntas abiertas después de cada lectura en voz alta para ejercitar la creatividad e imaginación de los niños.
«Queremos que todos se sientan cómodos al compartir sus pensamientos e ideas, por eso hacemos preguntas abiertas, porque no tienen respuestas correctas, animan al pensamiento y a la reflexión acerca de las vivencias y permiten que haya perspectivas diferentes y discusiones abiertas y profundas. Nuestra pregunta favorita es ‘¿por qué?’ porque permite que los niños piensen más en sí mismos«, agrega Ana.
Los encuentros de los LitClub se realizan una vez por semana y en ellos se trabaja la lectura y la escritura a través de las historias que los niños quieran contar, se las explora y se reflexiona sobre ellas. Esta práctica les permite repensar su realidad, soñar su futuro y planear cómo lograrlo.
Al finalizar cada sesión hay un momento especialmente dedicado a los elogios, en él cada facilitador y cada niño reconoce abiertamente el desempeño de alguno de sus compañeros. Pero no solo se dicen que estuvieron bien, también expresan la razón del elogio: “Hoy quiero elogiar a mi compañera porque fue la primera vez que trabajaste sola y sin mi ayuda”, cita Ana Bejarano a una de las niñas que participa en este programa.
Esta metodología ha logrado que los niños que participan en estos encuentros tengan un mejor concepto de sí mismos, una mirada esperanzadora ante su vida y su futuro, mejores resultados académicos y una mayor capacidad y entusiasmo para involucrarse en la transformación de su comunidad.
El Valle del Cauca es el primer departamento de Colombia en el que se han instalado los LitClub. Dos de ellos en el barrio Petecuy de Cali gracias al trabajo de la Corporación Social Biblioghetto y otros dos en el municipio de Roldanillo, en asocio con el Museo Rayo.
«Trabajamos seriamente en la alegría, en crear espacios donde los niños pueden ser niños sin limitaciones, sonreír, soñar y expresarse», puntualiza Ana Stern.