El libro negro de los colores es una paradoja en sí mismo. Su cubierta es negra como sus páginas interiores y a simple vista es una invitación a tener una experiencia distinta con el texto y también con las imágenes que se destacan por su relieve.
Esta mágica propuesta se publicó en 2006 y un año después fue merecedor del New Horizons otorgado por la feria más importante de libro infantil en el mundo que se lleva a acabo en Bologna, Italia. El libro es ilustrado por Rosana Faría y es escrito por la venezolana Menena Cottin.
En esas páginas negras, se cuenta la historia de cómo Tomás percibe los colores. “Según Tomás, el color amarillo sabe a mostaza, pero es suave como las plumas de los pollitos” en cada página se explora un color, y empiezan a surgir varias preguntas al lector: ¿qué son los colores? ¿los colores siempre se ven o más bien se sienten y perciben?.
La idea del libro surgió porque Menena siempre había sentido una curiosidad por aquellos que no pueden ver, para ella como diseñadora gráfica, ilustradora y autora, las imágenes son muy importantes. Que una persona no pudiera ver le producía angustia y al mismo tiempo admiración y por esto mismo, un día decidió hacer un ejercicio en el que experimentó lo que era no ver. Pensó en colores, en formas, en sabores y mientras lo hacía tomaba forma de un niño al que decidió llamarlo Tomás. “No sé por qué me pasa, pero cuando siento algo muy profundo, pienso en la voz de un niño ya que ellos entienden más fácil y la esencia de las cosas les llega más rápidamente”.
Bienaventurados los que creen sin haber visto, dice un pasaje de la biblia dirigido a Santo Tomás. Tomás creía sin haber visto. Así que Menena, experimentando lo que era ser Tomás, se imagina que va al parque, con su amigo que si puede ver y que termina contando la historia en El libro negro de los colores, le dice que el cielo es azul, así que el cielo azul se convierte en una sensación, y es en la de sentir el sol sobre su cabeza, o el verde, que es el césped cortado o el rojo que es la sangre en una herida.
Esa noche imprimió ese poema y como ella misma lo cuenta, se conmovió. Al otro día, le mostró el poema a la editora Monica Bergna, a quien había conocido hace poco y ella le preguntó que qué más le gustaba hacer y ella con un titubeo, le mostró el poema. Al leerlo, ella no dudó que era un libro para niños, e inmediatamente se lo imaginó completamente negro. En ese momento entró Rosana Faría reconocida por ilustrar Niña bonita y se armó el equipo. “Hubo una conexión de emociones que no permitía trabajar este libro como cualquiera, era un compromiso y creo que todo el trabajo que hubo detrás se ve reflejado”.
Hola quisiera saber el precio del libro
Hola, Lilian. Desconocemos el precio del libro.
¡Feliz día!
Sencillamente hermoso, gracias por traernos magia, a través de la lectura.