Lo primero que podría inquietarte al darle play a ‘Bebés’ es la ausencia de subtítulos. Pero no lo pauses que todo está en orden; en el lenguaje del amor no hacen falta las palabras y descubrir el mundo es una tarea que todos llegamos a hacer con la ‘hoja’ en blanco. Observando, escuchando, imitando. Atrévete a nacer de nuevo y toma este viaje audiovisual como una oportunidad para ver la vida desde otros ángulos.
De 400 horas de grabación, Thomas Balmès eligió 80 para contar algunas formas en las que este planeta, en su diversidad cultural, nos da la bienvenida. El director francés nos invita a seguir el primer año de Ponijao, en Namibia; Bayarjargal, en Mongolia; Mari, en Japón y Hattie, en Estados Unidos; desde sus respectivos partos hasta los primeros pasos y palabras. El trabajo de 5 años con su equipo entre la planeación, grabación, edición y distribución, resulta en una observación antropológica muy particular que si bien puede parecer muy lenta a algunos, a otros llevará entre risas hacia la inspiración y la ternura. “No hay una sola imagen en este documental que yo haya pensado antes de rodar, todos son momentos reales que tal vez jamás vuelvan a suceder”, dice Balmès.
Toda historia empieza en una panza inflada que mami toca, estimula y protege. Sin importar el rincón del mundo en el que esté, la ropa que prefiera usar o sus percepciones de lo correcto, abrazar su propio vientre como si no fuera suficiente rodear al nonato con toda su existencia, es un reflejo propio de cada madre. El ritual de parir, por otro lado, puede ser tan singular como los destinos elegidos para la película o como las culturas que empiezan a permear esos cuerpecitos tan iguales en su humanidad; pero ahí no nos detendremos.
La cosa empieza a tomar formas variadas cuando los bebés hacen parte oficial de sus comunidades. Entonces los de occidente nos escandalizamos de ver a Ponijao desnudo todo el tiempo, con sus nalguitas expuestas a la arena del desierto, al agua que no sabemos si es potable, a la lengua de los perros que le encanta lamer (sí, es el niño el que lame la lengua de los animales, no al contrario). Y qué decir cuando vemos a la mamá de Bayar meterle como chupo un pedazo de alguna carne cruda atravesada por un fósforo para que no se la trague toda, después de montarse en una moto con el recién nacido, su hijo mayor de unos 4 años, y papá. Pero a medida que avanza la película podemos comprender que mientras amor, enseñanzas y buena alimentación no le falta a los niños, ellos son felices, crecen sanos y nosotros debemos librarnos de nuestras percepciones del mundo para respetar las de los demás. Incluso lo que puede parecernos descuido, más tarde podría explicarse como independencia, darles en el riesgo la vía para hacer sus propios descubrimientos y mostrarnos cercanía con esa naturaleza de la que todos somos parte.
En Mari y Hattie podrías encontrarte con mayor facilidad. Son dos niñas rodeadas por juguetes fabricados y padres ocupados en la velocidad propia de las ciudades desarrolladas. En casa no hay burros ni chivos, pero sí algún gato o perro. También muchos libros y actividades premeditadas para su desarrollo. Y aunque beben de teteros y se distraen con cascabeles, también de plástico, no son la excepción si se dice que en todos los casos lo más valioso es la compañía de la familia, que no solo está conformada por mamá. Y cuando ella aparece amamanta, acaricia, comunica y hace real la guía que necesitamos mientras llegamos a instalarnos a este lugar en el universo variado de colores, espacios, personas y saberes.
Dice también el director que lo que más le sorprende de su producción es la diversidad de visiones que suscita. Mientras en Francia, por ejemplo, la sensación general fue que el documental era una secuencia de postales bonitas con niños distintos, en otros lugares lo vieron como una muestra de la cambiante relación de los humanos con su entorno y en otros se trató de nuestro nexo con lo material. Eso es tal vez lo más valioso en ‘Bebés’: que lo primero que te dice es que la existencia tendrá siempre muchas más formas de ser vista, que aunque la felicidad es lo primordial adquiere en cada persona un nuevo significado, y que somos lo que vinimos a aprender, ¿cómo podría haber una sola forma de ser?
Si este documental no se vuelve una puerta hacia nuevos destinos en tu ejercicio como padre o madre, al menos te dará una hora y veinte minutos de lindas imágenes, fascinantes postales y risitas auténticas. Reprodúcelo y disfruta.
Fuentes:
http://www.focusfeatures.com/babies/videos
http://www.focusfeatures.com/article/checking_in_with_babies_director_thomas_balm__s?film=babies