La mamá de las madres canguro

 

 

Parece difícil, pero Nubia Castiblanco López tiene claro cuáles fueron los tres momentos más decisivos para su vocación profesional como enfermera materno perinatal –o sea, quien cuida a los recién nacidos–, y para su vida, en general. El primero sucedió en la Universidad Nacional de Colombia, hace unos veinte años. Estaba haciendo las prácticas de la clase de Salud Mental en un hospital en Bogotá y el profesor le dijo que cuidara a una mujer que acababa de dar a luz; la mujer lloraba y gritaba porque no sabía nada de su hijo recién nacido, preguntaba por él. Le exigió a Nubia, entonces estudiante sin experiencia, que le trajera a su niño: «¡Tráigame a mi hijo, así esté muerto!», exigía entre lágrimas.

«Yo fui a buscar al niño y lo encontré en otro cuarto quietico entre unas sábanas blancas», dice Nubia.

Entonces sin pensarlo envolvió al niño, lo alzó y se lo llevó a la mamá. Ella lo abrazó, lo acarició y lloró. Nubia se hizo a un lado, callada, y reflexionó sobre lo que hizo, en la mamá y en su sufrimiento. «Yo voy a trabajar en esto», pensó mientras era testigo de la escena. Casi la expulsan del hospital por «atreverse» a llevarle el recién nacido muerto a su mamá.

El segundo momento decisivo fue también en la universidad, en séptimo semestre, cuando tomó un curso de extensión sobre masajes terapéuticos. Alí le enseñaron a hacer masajes a enfermos, en general, para aliviar el sufrimiento y relajar los músculos; ponían música, utilizaban aceites y sentían el alivio que provocaban las yemas de los dedos, los nudillos o las palmas: «Era un curso que adoraba en cantidad», confiesa Nubia. Y aunque en ese momento no se le ocurrió aplicar los masajes a los bebés, justo, meses después, empezó a trabajar con las madres canguro y con sus hijos, bebés que nacieron prematuramente.

A las mamás les enseñaba la posición para cargar a los recién nacidos, les explicaba cómo amamantar y, claro, hacía seguimiento al desarrollo: cuidaba que la técnica de la madre canguro se implementara bien y que los niños estuvieran bien. Un día un bebé lloraba sin parar y su mamá no sabía qué hacer, estaba preocupada; entonces Nubia le hizo un masaje, recordando las enseñanzas del curso de extensión, y el niño se calmó. Sorprendida, Nubia le preguntó a una enfermera, una de sus compañeras, que si estaba permitido hacerles masajes a los niños; ella respondió que cómo se le ocurre, que no, que los pediatras no permitían eso. Pero Nubia insistió para que hicieran los masajes entre ellas –a escondidas y sin decirle a los médicos–, y, ¡sorpresa!, lo hicieron y “monitorearon” los resultados y los niños empezaron a oxigenar mejor; hicieron los masajes junto a varias mamás canguro y ellas estaban dichosas por sentir a sus hijos entre su pecho y sus dedos. Después de unos meses los pediatras preguntaron qué estaban haciendo, que los bebés estaban «más gorditos». Las enfermeras tuvieron que confesar y ellos, los expertos, aceptaron y Nubia siguió con los masajes, siguió enseñándole a las mamás cómo hacerlos.

«Los grandes investigadores crean una técnica terapéutica primero en papel y después la aplican, en la práctica, para comprobar sus beneficios… Lo mío fue al contrario», dice Nubia y sonríe.

En 1978 el neonatólogo, doctor Édgar Rey Sanabria, ideó una nueva estrategia para el cuidado de los recién nacidos del Instituto Materno Infantil, en Bogotá: ante el gran número de pacientes bebés en las salas de neonatología, los altos índices de mortalidad y la poca disponibilidad de incubadoras para sus cuidados, el médico propuso una estrategia de adaptación a la vida «extrauterina»: las madres canguro: contacto piel a piel entre la madre y el bebé recién nacido; este vínculo, junto a otras acciones, disminuyó la mortalidad de los bebés prematuros –bebés que nacían antes de la semana 37 de la gestación.

El éxito del método fue tan grande que varios países empezaron a aplicarlo y las médicas, médicos, enfermeros y enfermeras colombianas fueron quienes lo enseñaron. Nubia fue una de esas personas: estuvo en Cuba, en Vietnam y en Senegal, y aunque en el Método Madre Canguro (MMC) no se contemplaban los masajes como parte de la práctica, ella los enseñó en cada uno de sus viajes. Todos quedaban sorprendidos porque, por primera vez, las madres podían, en posición canguro, hacerle masajes a sus hijos.

En la imagen de arriba Nubia Castiblanco está junto a varias enfermeras de Vietnam y en la imagen de abajo junto a enfermeras de Senegal. Fotografía: Archivo personal.

 

«El Masaje al Bebé Canguro (MBC) es una de las tantas técnicas de masaje para bebés que existe: la Shantala, el kinestésico, entre otras… Pero estos masajes tienen que ser hechos por los profesionales de la salud y no son de contacto piel a piel (posición canguro) entre la madre y el bebé. El masaje al bebé canguro es diferente porque, uno, es un masaje de contacto piel a piel; dos, porque rompe la hegemonía de los profesionales de la salud y, tres, porque les devuelve el cuidado de los niños a los padres en sus casas, no solo en los hospitales… Este método afianza el vínculo afectivo entre la familia y el niño», dice Nubia Castiblanco.

Hasta 2006 todos los esfuerzos de la enfermera estaban centrados, casi única y exclusivamente, hacia los bebés prematuros; ellos eran el centro de todos sus cuidados: el método madre canguro era para ellos, los masajes eran para ellos:

«Tan chiquiticos, tan delicados… Casi ni se les puede mirar», le contó una madre canguro a Nubia mientras sostenía a su hijo en su pecho.

Sin embargo, esa visión unilateral cambió cuando ella quedó en gestación –el tercer momento decisivo de su vida.

 

Miguel

MIguel nació prematuro en 2007, en la semana 37 de su gestación. Tuvo que ser hospitalizado por ictericia neonatal y fue trasladado a cuidados intensivos por bajo peso: necesitaba oxígeno suplementario y se volvió un bebé canguro: Nubia se volvió en una madre canguro.

Miguel duró siete días en el hospital y Nubia iba todos los días a visitarlo; desde la madrugada estaba frente a la unidad de neonatos exigiendo que le dejaran ver a su hijo: ¡era su derecho! Quería entrar y salir cuando quisiera. Quería amamantarlo, quería cambiarle el pañal, quería tenerlo entre sus brazos y darle calor; quería, claro, hacerle masajes. Se sentía agotada, se sentía culpable. Quería estar con su bebé.

A partir esa experiencia, en carne propia, Nubia vivió y entendió el sufrimiento de las madres canguro y la importancia de cuidarlas –así como al bebé. De repente se dio cuenta de que la familia, como conjunto, es más importante que el recién nacido; tanto unos como otros deben estar unidos bajo el mismo vínculo afectivo y que el cuidado de todos va a beneficiar la salud del conjunto, incluyendo al bebé. Si la familia entera se junta para cuidar al niño –y no solo la mamá lo hace– los resultados serán más positivos. Así, pues, Nubia entendió que el cuidado no es una acción exclusiva de los profesionales de la salud o las madres, no, el cuidado depende, en mayor o menor medida, de todos: de ellos y sus esposos, mamás, papás, tíos, hermanas, hijos, amigos y amigas… De todos.

«Durante toda mi carrera velé por los niños, pero nunca me detuve a pensar en las mamás y en las familias, en general, y que ellas también necesitan cuidado y apoyo», confiesa Nubia.

Ese apoyo, precisamente, es lo que busca el masaje para el bebé canguro: afianzar los vínculos afectivos entre el bebé, la mamá y su familia. El masaje permite que todos participen directa o indirectamente en el cuidado del niño y que la mamá no sea la única en hacerlo: evita que ella quede aislada.

«Por esa razón quise hacer un video y simular y ambientar el paso a paso del masaje con diferentes tipos de familias para que todos pueden hacerlo en sus hogares», dice Nubia.

En febrero de 2017 se lanzó el video Masaje al Bebé Canguro (MBC), dirigido por Nubia Castiblanco y producido por la Universidad Nacional de Colombia; éste enseña a los padres cómo realizar masajes a los recién nacidos prematuros en la posición canguro –paso a paso– e incluye una obra musical original, compuesta y producida por Mark Ettenberger y Nicolás Soto Urrea.

«Yo estoy convencida que lo que uno les da a los bebés los primeros días es muy importante. Los abrazos, los besos, el cariño… ¡Todo debe darse en ese momento! Yo estoy segura que la paz empieza en el útero», dice Nubia Castiblanco; respira y continúa:

«La técnica favorece el disfrute de la familia y fortalece los vínculos afectivos. Por eso me volví una fanática de que las familias sean los protagonistas del cuidado de sus bebés».

 

El video es tomado de la cuenta oficial de YouTube, de Nuna Educa, de la Universidad Nacional de Colombia. Link: https://www.youtube.com/channel/UCQjibazTRXWnVn89ln6SXgQ/featured

 

Nota: Nubia Castiblanco es profesora de la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Actualmente dirige la línea de investigación Cuidado de enfermería a la familia y a los bebés canguro, y está en proceso de sustentación de los beneficios fisiológicos que produce el masaje en los bebés.

 

Fotografía: Tania Infante.

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