“Era una tela peluda que ocupaba toda la hoja, al palparla era suave, había unos ojos saltones y una boca carrasposa, él tocaba esa página mientras su padre lo sostenía en el regazo:
– ¿Papá, estás viendo el oso?, preguntó el hijo que tenía una discapacidad visual a su padre.
«Ese es el poder de estos libros”, cuenta María Juliana Molina, quien hoy está a cargo de la Fundación Tactus, organización liderada por Viviana Díaz y que trabaja por la inclusión en la primera infancia a través de una forma distinta de sentir los libros. Estas dos mujeres están dedicadas a borrar los paradigmas de la discapacidad con ayuda del tacto y la comprensión de la diversidad.
El libro favorito de Viviana cuando era niña era Dónde viven los monstruos, de Maurice Sendack; para ese tiempo ya había desarrollado un interés particular por los libros ilustrados. Le encantaba descubrir pequeños secretos escondidos, detalles bajo pestañas, o texturas detrás de páginas con troqueles. Sin duda los libros con olores, figuras y tramas tenían algo especial. Esa pasión la llevó a estudiar Artes Visuales y Comunicación social con énfasis editorial, en la Universidad Javeriana, en Bogotá.
Un día frente a un libro, que como ella lo describe es un objeto maravilloso, cerró los ojos y todas esas formas, texturas y sensaciones tomaron otro valor, ¿cómo leen las personas con limitaciones visuales?, se preguntó. Así que emprendió un viaje con el fin de encontrar esta respuesta. Empezó en bibliotecas, librerías, internet y en todos los rincones de Bogotá… lo que halló fue muy escaso.
En el camino Viviana conoció a Philippe Claudet, fundador de la editorial francesa Les Doigts qui rêvent (Los dedos soñadores), alguien que ha dedicado la mayor parte de su vida a la investigación y producción de libro táctil ilustrado. Cuando visitó esta editorial, en Francia, tomó una caja delicadamente forrada en tela color vino tinto y dentro de sus páginas descubrió que Caperucita era un punto de tela roja, suave, inocente y abollonada, y que la tela aterciopelada, un punto azul, representaba a su abuela. Un poco más adelante en medio del bosque, formado por puntos blancos en alto relieve, aparecía el lobo, el temible personaje, quien estaba representado por una tela peluda, brillante, oscura.
Viviana invitó a Philippe a Colombia, y cuando los dos encontraron que los unía la misma pregunta, él le propuso crear el primer concurso nacional de libro táctil en el que se escogerían cinco proyectos para participar en el concurso internacional. De este modo, se empezó a incubar Tactus, en 2012.
La historia de María Juliana no es muy distinta. En 1984 nació en Ibagué Tolima. Recuerda que cuando era niña había un libro álbum que le encantaba, en el que se contaba la historia de un ratoncito que aprendía a nadar. Un día en el colegio le pidieron una donación para biblioteca y ella sin pensarlo dos veces llegó a su casa, tomó ese libro que tanto le gustaba y lo donó a su escuela. No lo volvió a ver.
El recuerdo del libro tardó varios años en aparecer. Cuando estaba estudiando bibliotecología en Australia se preguntó por qué si tanto le gustaba ese libro lo había donado. Ella no sabía, pero su profesora le dijo que precisamente porque le gustaba tanto quería compartirlo con las demás.
Sin embargo este recuerdo no fue el único que marcaría su relación con los libros en su infancia. Anita, la señora que solía cuidarla en las noches, le leía Pippa medias largas, un libro que se convirtió en su compañía luego de que su hermana, con la que dormía, se casara y se fuera de la casa. Ella aún guarda este libro y en días tensos o aburridos suele servirle volver a sus páginas.
Maria Juliana también estudió comunicación social en la Universidad Javeriana, en Bogotá, y fue allí donde conoció el campo editorial. Durante sus estudios trabajó en la librería Arte y Letra y al graduarse se fue a Australia donde decidió seguir con los libros. Cuando volvió a Colombia se especializó en Gerencia y Gestión cultural, en la Universidad del Rosario, donde conoció a Viviana. Ella venía con la idea de hacer un proyecto de bibliotecas itinerantes, y así buscar la manera de llevar libros a las regiones. Pero cuando Viviana le habló de Fundación Tactus no dudó en trabajar con ella.
Es así como en 2013 participan en Un libro táctil para todos, proyecto diseñado e implementado por Tactus Colombia, apoyadas por el Ministerio de Cultura y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar -ICBF. El proyecto buscaba desarrollar con la comunidad libros ilustrados accesibles para niños y niñas con limitación visual. Realizaron talleres de creación literaria y exploración sensorial en Cúcuta, Neiva, Cali, Medellín y Soacha y salieron cinco historias. Niños con limitaciones visuales eligieron el libro ganador: No me comas fue el primer libro táctil ilustrado y producido en Colombia, resultado de un trabajo comunitario.
Hoy día Tactus es una fundación con tres líneas de trabajo: un componente pedagógico, una línea de producción y el concurso nacional, Libro táctil ilustrado accesible. Su equipo está en un 80% conformado por mujeres, y como dice Viviana «es una fuerza creativa que, sin duda, es el motor que está gestando constantemente nuevas ideas».
Bonita historia. Yo también he sido apasionado por los libros, hasta tal punto que llegué a tener más de 500 de diversos temas y para que no se desperdiciaran, los acabo de regalar a una fundación que se encarga de distribuirlos en los apartados más remotos de nuestra geografía.
¡Wow, Jesús Antonio! Eso sí que es un bonito gesto. Muchas gracias por darnos la alegría de conocer esta historia 🙂
Holaa buenas noches por favor quisiera saber donde puedo contactar a estas maravillosas profesionales preocupadas por dar,por compartir conocimiento.Yo tengo un proyecto hace 3 años elaboro cuentos en tela con enfoque diferencial para la primera infancia.Gracias por su colaboracion.
¡Hola, Ilva! La Fundación Tactus, que dirigen Viviana y María Juliana, tiene de hecho un apartado para las personas que quieren unirse a la causa. Aquí puedes encontrar información: http://tactuscolombia.org/unirte-a-la-causa. Nosotros haremos lo posible por hacerles llegar también tu mensaje. ¡Un saludo! Qué bueno que quieras participar en un proyecto tan bello como este.