Heidy Mejía y sus libros libres

Heidy Helena Mejía es la mujer que está detrás de la construcción de más de 37 bibliotecas en la región Caribe y en el interior del país. A partir del trabajo voluntario y de la donación de varias instituciones, incluyendo el Ministerio de Cultura, Heidy y su grupo de trabajo han logrado la formación de cerca de 1.500 mediadores de lectura, la entrega de más de 50.000 libros y más de un centenar de aliados que han entendido el poder de la lectura para sanar a niños y familias en situación de vulnerabilidad.

Heidy nació en Barranquilla rodeada de sus padres, abuelos, primos y, por supuesto, de bibliotecas y libros. Desde muy temprana edad, en el Colegio Nuestra Señora del Carmen, se convirtió en asistente de la «seño» Tere, la bibliotecaria de su colegio –sin saber que más adelante ésta sería su vocación. Luego de su paso por el colegio, sus intereses la llevaron a estudiar varias carreras: comunicación social, derecho, agricultura ecológica y gestión cultural. Sin embargo, su verdadera pasión siempre fue el servicio a la comunidad. Así se acercó, ya adulta, a los libros, siendo voluntaria en 2005 de la Biblioteca Piloto Infantil del Caribe, donde todos los sábados le leía a niños en el sector de la Isla del barrio Barlovento, después de un viaje en canoa. Heidy tomaba los libros de Fábulas, de Esopo, Iriarte y Samaniego, y escogía aquellos que hablaran de animales porque eran los que más disfrutaban los niños.

 

Heidy en una lectura a voz alta con los niños.

 

En 2007 Heidy se mudó a Medellín y allí empezó a trabajar como promotora de lectura de la Biblioteca Piloto de Medellín en la filial en San Javier La Loma, donde pudo –con palabras, historias e imágenes– compartir con niños víctimas de la violencia. Allí con un letrero que decía “Bienvenidos a soñar” entendió el poder de los libros y, como ella cuenta, empoderó a más de 50 niños dispuestos a transformar su realidad.

En 2012 Heidy retornó a Soledad, en Atlántico, y allí viendo cómo había crecido la inseguridad en su barrio Villas las Moras segunda etapa reunió a la comunidad con la intención de abrir un espacio de lectura apoyado por la junta de acción comunal. Así creó su primer club de lectura –que aún hoy existe– llamado Club Cuenta Cuentos. En esa época todos los sábados, por cerca de tres meses, se reunió con los niños del barrio; es más, los mismos niños se convirtieron en el primer grupo de animadores de lectura conformado en su mayoría por niñas entre los 7 y los 15 años. Ellas acompañaron a Heidy en sus viajes por la región para multiplicar la pasión por la lectura en más de 200 eventos gratuitos.

A raíz de esta experiencia decidió abrir la página de Facebook Libros Libres para Todos. Con Libros Libres para Todos Heidy ha creado más de 37 bibliotecas que están, en su mayoría, en La Guajira (donde hay quince), en Atlántico (doce), en Sucre (tres), en César (cuatro), y dos bibliotecas internacionales en Lima, en Perú, que se construyeron gracias al Premio de Circulación Internacional que el Ministerio de Cultura le otorgó a través de su programa de Literatura con portafolio de estímulos; en Lima Heidy capacitó a más de 150 voluntarios.

 

Primera vez del club de lectura «Cuenta Cuentos» con asistencia masiva

 

Las Bibliotecas de Libros Libres para Todos, como cuenta Heidy, deben cumplir con varios requisitos. El primero es que éstas tienen que crearse en sectores vulnerables y donde la población no tenga un acceso cercano y fácil al libro:

 

Nos metemos en rancherías que están a dos horas fuera del casco urbanodice Heidy

Allí Heidy, junto a sus colaboradores, instalan las bibliotecas, pero, además, generan redes y empoderan a la comunidad: familias y niños participan de la elaboración de murales y con su estrategia de formación ella incentiva a los niños, madres y formadores para que sean líderes de su comunidad.

 

Los primeros voluntarios de Libros Libres para Todos fueron los niños del barrio Villas las Moras segunda etapa, en Soledad, en Atlántico. Aquí están en su primer evento en Villa Esperanza Malambo

 

Todas las bibliotecas de Libros Libres para Todos han sido nombradas por los niños. Por ejemplo, la Biblioteca de los sueños cumplidos o Libros para el mundo fueron bautizadas por niños de las comunidades.

Las bibliotecas del proyecto de Heidy han nacido en contextos tan complejos y tan ávidos de procesos de reconciliación como la construida en la Serranía del Perijá, donde los paramilitares perpetuaron varias masacres:

 

Me gusta trabajar con gente que para muchos es invisible, los que no salen en la prensa pero quienes hacen un trabajo muy valioso y con mucha pasión alrededor de su comunidad… muchos de ellos sin alcanzar el bachillerato, sin muchos recursos, víctimas que aún hacen su aporte social para que los niños tengan y cuenten otra historia… Este es un ejercicio de memoria que refuerza la no repetición de hechos violentos.Afirma Heidy

Como dice ella, para leer hay muchas formas, pero la que a ella más le gusta es la que se acerca a los lenguajes locales; o sea, las lecturas que se leen con el conocimiento de la comunidad, sus gustos, necesidades y problemáticas.

 

Voluntariado en la Isla en Barranquilla.

 

“A pesar de que trabajo en contextos complejos siento protección. Nadie nunca me ha atacado. Los mediadores de lectura somos los peligrosos, tenemos poder y es el poder del conocimiento y la transformación social”, dice Heidy mientras muestra su sonrisa y sus ojos se achinan.

Un mediador no es el que vive de la promoción de la lectura o el que tiene este cargo o profesión, piensa Heidy: el mediador es el padre, madre, profesor, trabajador social o mediador vocacional que tiene a cargo la transmisión de los lenguajes artísticos y de los lenguajes transformadores o historias relatadas en los libros.

Apoyada en esto Heidy transforma un momento de lectura en un proceso de reestructuración familiar del que hacen parte todos. En la formación de mediadores de Libros Libres para Todos el proceso debe comenzar por ellos mismos: sanando el niño interior por medio de la lectura, como dice Heidy, se puede empezar un proceso de reparación. Cuando los niños pueden leer un libro y proponer otro final están en la capacidad de adueñarse completamente de sus emociones: “El desafío es retar a los maestro y niños a cambiar su historia”, dice Heidy.

 

Los abuelos relatan sus historias en los encuentros de Libros Libres para Todos.

 

Las bibliotecas de Libros Libres para Todos son espacios donde las mujeres, que en su mayoría son las que terminan haciéndose cargo, se sienten valoradas y juegan un papel muy valioso en su comunidad. A su vez son espacios donde los niños se sienten seguros, escuchados, amados, acariciados. En estos lugares la voz del niño resuena y transforma su entorno:

 

El proyecto es una siembra a largo y mediano plazo. Los niños con los que nos relacionamos serán el día de mañana los futuros políticos, artistas, arquitectos y administradores. Lo que hacemos es para que ellos cambien y cuenten otra historia, otros finalesConcluye Heidy

 

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