Miguel Otálora y Nina Valenzuela, dos cronistas elefantiles

 

Miguel Otálora es el director de Las Crónicas Elefantiles, un proyecto transmedia, tipo serie web animada, en el que los niños son cronistas de sus propias historias de vida. A través de cuentos narrados por ellos, donde se utilizan escenarios reales, se recrean relatos familiares inéditos ayudados por la ilustración y la animación. Paisajes de colores, formas, personajes e historias cobran vida a través de la narración y generan escenarios únicos.

Desde niño Miguel Otalora tenía claro que quería dedicarse a dibujar y a darle vida a esos trazos que salían de su mano. Siendo pequeño sus padres lo apoyaron en este interés y por eso recuerda que su mamá le guardaba los cuadernos viejos de sus hermanos con hojas que él podía reutilizar para dibujar.

 

 

En 2001 empezó a estudiar Diseño Gráfico en la Universidad Nacional de Colombia: él  quería convertirse en ilustrador. Allí tomó todas las clases de ilustración, de narrativa gráfica y de animación; sobre esto último, precisamente, Miguel terminó graduándose en 2005 con un proyecto animado.

Después de graduarse Miguel terminó, por azares de la vida, trabajando en una oficina ejecutiva. Allí comprendió que lo suyo era crear y no trabajar sobre plantillas. Fue así como decidió estudiar para especializarse en animación y en 2010 se graduó de Classical Animator de la Vancouver Film School.

El primer corto animado de Miguel se llamó  The Bet y con éste obtuvo varios reconocimientos, entre ellos el Premio del Jurado del ShortNonStop de Canadá y el premio a Mejor Animación en Unframe, un festival de diseño multimedia de España. Adicionalmente, por esas mismas fechas, en 2009, el afiche que presentó para el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá quedó seleccionado como imagen oficial.

 

 

Además de sus proyectos de animación, Miguel hacía ilustraciones para revistas como El Malpensante y Bacánika, y trabajaba como animador en Hierro Animación, donde realizó un cortometraje llamado Mi abuela e hizo parte del equipo de series como Migrópolis, que relata experiencias de niños migrantes.

En 2011 se convirtió en director de animación de un estudio colombiano donde hizo parte de proyectos como Don Quijote de La Láctea, I Hate You Red Light y Hamelin.

La temática infantil empezó a tocar con más fuerza su puerta y sus ideas creativas. En 2012 se lanzó a escribir junto con Catalina Hernández un libro-álbum inédito titulado: Dientes, huesos, chocolates y quesos, y aunque su historia estaba pensada para una convocatoria en la que no quedó elegido esta narración fue el preámbulo para crear Las Crónicas Elefantiles.

Crónicas inició, en parte, gracias a un encuentro entre Miguel y Carlos Riaño, su profesor de ilustración de la universidad. Mientras los dos conversaban Miguel tomó el cuaderno de bocetos de su profesor y amigo y encontró la cola de una sirena en una taza de café; la sola imagen le pareció tan romántica que le preguntó si podía hacer algo con ella y fue así como empezó la historia de Cafecito, el primer capítulo de Las Crónicas Elefantiles.

 

 

Después del encuentro con su profesor Miguel fue recreando la historia en su cabeza: se imaginaba unas colas de sirena que entraban y salían de una taza de café. Y claro, mientras pensaba en eso se tomaba un café en un lugar que solía visitar, llamado La Passarola, que era atendido por su amiga entrañable: Nina Valenzuela. En La Passarola Miguel le contó la historia de la sirena a ‘Choi’, uno de sus mejores amigos, quien luego de escuchar atentamente le sugirió que debía ser contada por un niño:

– ¿Por qué no la cuenta Martín, mi hijo?, le dijo ‘Choi’ a Miguel.

Entonces ‘Choi’ le contó a Martín la historia del café: que un marinero se enamoró de una mujer en un café y que él la buscó y la buscó y no la encontró, hasta que la encontró y se enamoraron… ‘Choi’ le dijo a Martín que así había conocido a su mamá y él, que por entonces tenía seis años, creyó (aún lo cree) que sus padres se conocieron de esa forma. Así fue como narró la historia de Cafecito.

Al mes de terminar Cafecito, Miguel creyó que con Cafecito el capítulo había cerrado, sin embargo, un mes después se encontró con una convocatoria para series web del Ministerio TIC para contenidos crossmedia; allí vio la posibilidad de que su idea fuera una serie para niños y empezó a escribir y a aterrizar las ideas. Su proyecto quedó seleccionado en la convocatoria, logrando que Cafecito se convirtiera en un capítulo de la serie que conocemos hoy como Las Crónicas Elefantiles.

 

“Presentamos Cafecito como piloto y ganamos. Con el dinero de Crea Digital pudimos hacer los seis capítulos de la primera temporada y cuando ya solo faltaban dos capítulos para terminar me invitaron a Canadá a ser Lead Animator en Capitán Jake y los piratas de nunca jamás, producción de Disney y por algunos meses Las Crónicas Elefantiles estuvo quieto”cuenta Miguel

 

 

Dibujando crónicas desde las voces de los niños

 

La producción de Las Crónicas Elefantes funciona con un modelo que establecieron desde el principio y que sigue funcionando: lo primero que tenían que hacer es entrevistar a los niños, construir una historia juntos, con base en los relatos de los niños, y luego escribir un guion con las historias; después hacen un trabajo de voz con los niños y luego los vuelven a entrevistar y grabar sus voces; finalmente, con ese material empiezan el proceso de ilustración y grabación en un escenario con imagen real y por último hacen el montaje de la animación.

 

 

En la primera temporada participaron niños entre los 6 y los 11 años y realizaron seis capítulos con las voces de Ana Sofía, María José, Felipe, María José, Pipe y Alejandro, quienes relataban distintas historias: “Instrucciones para volar”, La historia de «La tía” o “La Red”,entre otros, cuyos ejes eran el afecto.

Después de su lanzamiento, Las Crónicas Elefantiles fueron ganando seguidores en redes sociales y éstas fueron la ventana para que hiciera parte de las producciones audiovisuales preseleccionadas para participar en Colombia en INPUT 2016, que premia cada año a proyectos de la televisión pública.

En 2016, Miguel volvió a Canadá para hacer parte del equipo de creación de la popular serie Rick and Morty y en 2017 conoció a Carlos Millán, productor de Echando globos y creador de Kikirikí el Notizín, El mundo animal de Max Rodríguez y Asquerosamente Rico, quién le propuso hacer una temporada más grande de Las Crónicas Elefantiles y participar en el mercado de coproducción de Señal Colombia.

“Las series en Colombia arrancan en Señal Colombia… Es el único canal con franja colombiana y contenidos infantiles que pasan por Mi señal. Además es el conector con canales institucionales como Telepacífico, Telecaribe, entre otros. Y aunque todavía no se ha consolidado una industria hay que resaltar estos esfuerzos”, afirma Miguel, quien presentó Las Crónicas Elefantiles para el mercado de coproducción.

Posteriormente volvió a Colombia, en septiembre, después de haber terminado la 3ra temporada de Rick and Morty, para hacer Las Crónicas, y con la noticia de que habían ganado el mercado de coproducción con el propósito de hacer la segunda temporada de Las Crónicas Elefantes.

 

 

 

 

El año que trabajé en Las Crónicas me divertí muchísimo. Las entrevistas me las gozo mucho. Los niños son muy chistosos e incluso a veces nos dejan con el corazón roto. En las entrevistas es muy importante el papel de Nina quien sabe retomar muy bien las historias de los niñosdice Miguel

 

 

Nina Valenzuela la amplificadora de voces

 

Nina Valenzuela, quien fuera la mano derecha de Miguel desde los inicios de Las Crónicas Elefantiles, cuando se grabó Cafecito en La Passarola, entró a participar en las entrevistas con los niños, y Tarcisio Rincón, el esposo de Nina, pasó a encargarse de la puesta en escena. Los tres se convirtieron en el equipo base de Crónicas.

 

 

Sin que nos lo hayamos propuesto Las Crónicas Elefantiles se han vuelto muy importantes gracias a la posibilidad de cocreación con los niños; cuando los entrevistamos buscamos que la historia salga de él, que no sea impuesta… Lo que hacemos es hacer un tejido con ellos”, explica Nina.

Crónicas es un espacio seguro en el que el niño puede hablar, expresarse, divagar, dudar y entablar un diálogo con él mismo –con sus historias y sentimientos– y con los adultos:

“La clave es que ellos se sientan escuchados, por eso preferimos que los niños sean los protagonistas”, concluye Nina.

Las Crónicas Elefantiles son una realidad gracias a un equipo en su mayoría colombiano. Cada capítulo tiene un artista diferente e ilustradores reconocidos. La animación de la segunda temporada fue realizada con el  equipo de Dinamita Animación (estudio colombiano) y la música la hace el pinaista y compositor colombiano Manuel Borda, quien siempre ha estado con Miguel y Nina en la producción de la serie.

Vea los capítulos de Crónicas Elefantiles aquí.

 

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