Uno podría pensar que una exposición sobre la Edad Media de ninguna manera puede ser para niños, pero la que se encuentra ahora y hasta el 30 de julio en el Museo Nacional de Colombia con piezas del Museo de Cluny, de París sí que admite a la infancia. Aparte del taller La ronda de la naturaleza, que se enfoca en los animales de los tapices bordados en esta época, esta exposición temporal cuenta con una sala didáctica extra que llevará por un viaje en el tiempo a personas de todas las edades.
Las muy ricas horas de la Edad Media, es el nombre de esta sala didáctica parte de la exposición Arte y naturaleza en la Edad Media. La han bautizado así por el libro Las muy ricas horas del Duque de Berry, pues de allí sacaron las ilustraciones que adornan todo el lugar. Al entrar nos topamos con una pequeña mesa de diez puestos; la altura de las sillas revela que todo este universo es creado al pensar especialmente en los niños, aunque siempre resulten también los cuidadores gozándose todas las paradas; es que, de verdad, están super divertidas.
El recorrido inicial lleva los meses del año y con ellos tapetes de diversos colores con los que los monitores le cuentan a los niños que en estos países sí se dan las estaciones, de manera que allá no solo cambia el clima a través del tiempo, sino los colores de las hojas y plantas. El mapa y las distancias desde Colombia se las muestran en la entrada. Cada estación está centrada en diversos personajes, por lo que los niños pueden conocer de cerca y convertirse en doncellas, mercaderes, la reina y el rey, y hasta en los reos de aquella época que resultaban en la cárcel por casi cualquier motivo.
El concepto del tiempo sigue latente en la sala, y en el centro tienen también una línea que muestra acontecimientos y personas importantes de la historia para que los niños calculen según su edad cuántos años han pasado desde cada uno.
Alzar el peso de una armadura; tocar las pieles y materiales de los vestuarios de moda; armar arcos equilibrados con piezas de madera; disfrazarse de rey con corona, orbe, cetro y un trono réplica del de Carlo Magno; transcribir libros; inventar fórmulas mágicas y escuchar música y sonidos del momento son algunas de las actividades que mantienen a los niños sorprendidos con el Medioevo en esta exposición que sin duda les resulta lúdica y divertida. A ellos y a nosotros.
¡Vayan al Museo Nacional y disfruten esta experiencia! Comenten qué opinan de que se viva desde la primera infancia el placer de los museos.
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