Una experiencia en las salas de lactancia

 

Fotografías de Efrain Herrera. Sala de lactancia. Presidencia de la República de Colombia.

 

Karen Caviedes tuvo a su segunda hija Antonella en noviembre de 2016. Después de nueve meses de embarazo en los que fueron frecuentes los cambios emocionales pudo conocer, después del parto, a su hija, con quien hizo un vínculo inmediato. Sin que nadie le enseñara, le dijera o le mostrara como hacerlo, Antonella se acercó a su pecho y Karen, envuelta en un sentimiento abrumador con el que se sentía al mismo tiempo enamorada y conmovida, entendió que lo único que necesitaba su bebé era esa leche que salía de su pecho.

Luego de tres meses de licencia materna Karen tenía que volver a su trabajo como contratista del Ministerio de Cultura y afrontar una de las separaciones más difíciles: estar lejos de Antonella. Era consciente de que su hija seguía dependiendo de ella para alimentarse y que no existía otro alimento tan completo y nutritivo como su leche.

A las 6 de la mañana alimentaba a su hija y antes de irse, a eso de las 8 de la mañana, volvía y le acercaba su pecho. En la oficina, entre las 9 y 10 de la mañana, sentía que tenía que extraerse la leche y con esta necesidad llegó a la sala de lactancia materna del Ministerio. Allí compartía con Carolina, Beatriz, Maritza y Alejandra, madres que, como ella, estaban pasando por la misma situación y con las que pudo entenderse y apoyarse cuando sentía sus sentimientos desbordado, o se encontraba con muchas preguntas y dudas.

 

La sala del Ministerio de Cultura cuenta con sillas ergonómicas especiales para las madres gestantes, una nevera donde pueden refrigerar la leche, algunos cuentos infantiles de la Colección Leer es mi cuento, un termómetro y material informativo. Esta sala hace parte de la estrategia Salas Amigas de la Familia Lactante en el entorno laboral, promovida por el Ministerio de salud con el fin de brindar un espacio para las mujeres que trabajan fuera del hogar y practican la lactancia materna.

Según la Organización Mundial de la Salud, lo recomendable es alimentar al bebé durante seis meses de forma exclusiva, sin darle nada más que leche materna, y luego de estos meses, pasar a una alimentación complementaria donde la lactancia es recomendable hasta los dos años o más.

Como explica Luz Ángela Ochoa Cubillos, vocera del Ministerio de Salud en temas de lactancia, “lo que queremos es que las mamás sientan apoyo para que continúen con la lactancia. Para esto se diseñaron estos espacios cálidos, tranquilos, independientes, donde la mamá puede ir, extraerse la leche guardarla en un proceso de congelación, mantener la cadena de frío, llevarla en un recipiente adecuado hasta su casa y que pueda ofrecerle esta leche al bebé”.

Karen no solo encontró un espacio propicio para continuar con la alimentación exclusiva, sino que entró a hacer parte de una red de apoyo con las otras mamás con la que han dejado de sentirse solas. Estos espacios surgieron en Bogotá, como iniciativa de la Secretaría de Integración Social, que tiene más de cincuenta redes de apoyo en la ciudad. El Ministerio de Salud replicó esta iniciativa y ahora existen más de ocho salas apoyadas por el Ministerio, que se encuentran en el Ministerio de Salud, Ministerio TIC, Ministerio de Cultura, Superintendencia Nacional, Presidencia, Departamento de prosperidad social, Biblioteca Nacional, así como un piloto de sala amiga en el entorno penitenciario, en el Centro de reclusión de mujeres El buen pastor, dirigida a las reclusas y a las guardas.

Como cuenta Karen, el apoyo y acompañamiento a las madres gestantes en el entorno laboral es de vital importancia para el bienestar de la madre y el niño. Las salas de lactancia deben ser un entorno protegido por todos y un problema de todas las áreas. Cuando sentía el respaldo de su compañeros y contaba con el apoyo para hacer uso de la sala de lactancia su rendimiento en el trabajo mejoraba así como su tranquilidad respecto a la situación en casa.

El Instituto Nacional de Salud hizo un estudio de estos espacios instalados en entornos laborales; mostraba importantes resultados en el aumento de la lactancia materna exclusiva de las madres que tenían acceso a las salas, así como la apropiación con la institución y mayor rendimiento laboral.

Pese  a que, como mínimo, la alimentación de los niños con leche materna debe ser hasta los seis meses de nacido, la gran mayoría de madres en Colombia solo lo hace hasta 1,8 meses. De cada 100 niños que nacen en Colombia tan solo  56 inician la lactancia materna en la primera hora de nacidos, práctica que puede ser mejorada si se tiene en cuenta que el parto institucional es de 95% y es posible favorecer la lactancia.

Antes de que existieran las salas las mamás tenían que ir al baño para extraer su leche o a lugares que no contaban con las condiciones y no se daban las circunstancias para mantenerse en la idea de optar por la alimentación exclusiva. La lactancia materna está ampliamente soportada y algunos de sus beneficios son la disminución de enfermedades respiratorias, infecciosas, la disminución del riesgo de sobrepeso y obesidad en el adulto en el futuro y, para las mamás, disminución del riesgo de padecer cáncer de ovario o de seno.

Las salas de lactancia están abiertas a todas estas mujeres que la frecuentan al menos cuatro meses, Karen y las otras mamás son conscientes del valor nutricional que ofrece la leche materna y de sus beneficios. La sala mucho más que un simple espacio en el que se puede extraer y contener la leche se transforma en un entorno de diálogo permanente, de acompañamiento y soporte a estas mujeres que se atreven a hablar de sus problemas, miedos y dudas.  

 

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