Arte y discapacidad. Arte como herramienta terapéutica y liberadora

Por: Nibeth Adriana Duarte, Periodista digital de MaguaRED

Así como el arte sería muy aburrido si todos dibujaran cuadros iguales, hiperrealistas, con el mismo estilo y trazo, igual de aburrida sería la vida si todos nos pareciéramos en nuestras decisiones, acciones, actitudes, emociones y contradicciones. ¿Qué nos predispone ante lo distinto? ¿Por qué nombrar a las personas como «normales», «diferentes» o «especiales»? Esta experiencia pretende quitar el velo con que vemos el arte pero, sobre todo, la discapacidad. 

Llegar al programa de arte y talentos especiales de la Academia de Artes Guerrero, es sentirse desnudo. Alrededor de catorce estudiantes con discapacidades distintas te miran al entrar. Nadie pregunta si tengo algún título, dónde vivo o por qué luzco como luzco. En cambio, quieren saber mi nombre completo para enseguida decir el de ellos con todos sus apellidos.

Allí estaban: Jairo Alfonso, David Alejandro, María Fernanda, Eduardo y otros tantos estudiantes con sus  batas o enterizos de dril marcados por las huellas del arte: la pintura, la arcilla y los colores. Estaban en un estado de concentración absoluta. En las manos sostenían moldes recientemente hechos y estaban puliéndolos con distintos materiales.

“La metodología de clase es que llego, saludo, continuó con el protocolo, ordenamos los materiales y los pongo sobre la mesa”. Dice Stiven, profesor de cerámica y escultura.

Diego cuenta que se inspiró en el cubismo para su obra, además de usar su imaginación. Él, como todos los que están allí sentados puliendo sus piezas, tiene un diagnóstico médico. Tiene síndrome de Down. Su acento es un poco enredado, pero eso no le impide contarme que le gusta mucho el arte, casi como la cocina.

 

“A mí me gusta pintar paisajes, arquitecturas, figuras humanas, bodegones y muchas otras cosas más. A la Academia llegué en 2013 y en realidad estoy acá como egresado. Me gradué en 2016”, cuenta Diego.

Enseguida me dice que su título como artista le ha permitido presentarse en talleres y convocatorias. El año pasado tuvo la oportunidad de ser guía del Museo Nacional. Allí estuvo hablando de las sombras de los artistas. También hizo varios talleres con los asistentes. Pero lo más importante, quizás, fue que lo escogieron para exponer uno de sus cuadros.

“Para mí el arte es el conocimiento y sentimientos para expresarse uno mismo a través de la pintura, el dibujo, la escultura, el baile y los medios digitales; y eso me hace sentir feliz”, cuenta mientras me enseña algunos pasos de baile.

Por su parteJairo, uno de los más grandes del grupo, cuenta que está ahí gracias a una beca. Un profesor de la Asociación Colombiana de Personas con Esquizofrenia y sus Familias (ACPEF), le propuso que llevara sus obras y se postulara.

“Me gusta mucho el arte y siempre lo he practicado. Desde que era niño, a los cuatro años, hacía bicicletas en un cuaderno. A mí me gustaba mucho dibujar. Hoy voy en cuarto semestre de la carrera de artes y talentos especiales, disfruto mucho del dibujo de las técnicas mixtas, de la historia del arte y de la clase de cuerpo”, dice Jairo.

La clase de historia del arte la comenzaron por el cubismo, pero han tenido que ver y conocer otras técnicas.

“Este semestre les enseñé a hacer prototipos con arcilla, hicieron bajo relieve, les enseñé a preparar yeso. Ahora están puliendo, luego tienen que sacar unas copias en arcilla, se va a la quema y enseguida les enseño a hacer colores”, cuenta Stiven. 

Cristina Jiménez, por su parte, tiene a cargo las clases de historia de arte y de dibujo tonal. La historia la enseña desde los contextos sociales, las dinámicas artísticas, el papel del artista en y, paralelamente, los estudiantes trabajan en una bitácora donde captan y dibujan cada una de las propuestas. Cristina cuenta que, en principio, muchos de sus estudiantes no suelen ven el potencial que tienen, pero poco a poco, y a diferentes ritmos, van conociendo sus capacidades: las líneas, las formas y su estilo propio. 

Discapacidad

Para Stiven es necesario que en los espacios académicos regulares haya espacios para personas con discapacidad.

“En este país estamos acostumbrados a atacar lo diferente. Está la cuestión del matoneo, por gordo, por feo. Hay una cuestión de rechazar y montársela al diferente y no debe ser así”.

Para él, la inclusión se trata de generar espacios de encuentro.

En torno a la discapacidad  hay desconocimiento y prejuicios. Hay que quitar ese velo. Stive emplea y enseña la técnica de la cerámica de la forma más habitual, sin  buscar hacerlo más lento. Por eso el arte es liberador en este tipo de espacios.

Arte y discapacidad

Mientras que para algunos, el arte puede ser visto como un pasatiempo o algo banal y sencillo, para los estudiantes, familias y visitantes ocasionales de la Academia de Artes Guerrero, el camino por explorar, estudiar y crear es una tarea que requiere tiempo, esfuerzo y mucha dedicación.

Algunos, como Stiven y Cristina, entienden que además de los efectos que de por sí tiene la expresión artística, como la creatividad, la sensibilidad y la exploración, el programa de arte y talentos especiales puede significar una herramienta terapéutica y social.

 “A veces lo que no se puede decir con las palabras se dice con una imagen y, entonces, como dicen en El principito, “lo esencial es invisible a los ojos”. El arte perméa el universo interior, da herramientas para mostrarse al mundo”, afirma Stiven.

Los niños y niñas tienen mucha espontaneidad. El arte que producen es innato y expresivo.

“A mí no me gusta que les digan, que lo que hacen es arte especial. Es arte a secas”.

Todos esos espacios creativos están forjando otro tipo de pensamiento y de acciones. Hay quienes se frustran, pero se busca que no haya punto de comparación. De vuelta a las clases, conozco el trabajo de los que acaban de ingresar a la Academia de Artes Guerrero, al curso de dibujo. Allí seis jóvenes tienen frente a ellos una escultura perfectamente tallada en cada una de las mesas. El reto es dibujar cada escultura como si fuera un retrato, en sus bitácoras. Tienen un tiempo límite de treinta minutos por escultura. En una concentración absoluta son uno con el papel. Nicolás interrumpe para decir algunas frases de una canción que suena en la emisora y aprovecha para contarme que empezó a estudiar en la Academia un martes, que es la primera vez que está estudiando arte y, de hecho, es la primera vez que estudia en un instituto. Antes estudiaba por internet. Su intención es terminar la carrera y convertirse en artista plástico.

Me sorprendo enseguida con la línea de Sofía, le pregunto si es la primera vez que está en un curso como estos y me cuenta que lleva la pasión en la sangre porque su familia es muy cercana al arte. La maestra Cristina me dice que puedo tomar algunas fotografías. Inmediatamente Sofía cambia corporalmente y se indispone. No le gustan las fotos. Esto me permite ver que ha sido juzgada por su apariencia, lo que me recuerda las brechas que generamos desde el control estético sobre nuestros cuerpos. En una sola mirada nos creemos capaces de juzgar, incluir o excluir. Quizás deberíamos sentirnos con más frecuencia desnudos de prejuicios.

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2 Comentarios

  1. Buenos días, vivo en Cali, tengo un hijo con esquizofrenia y quisiera saber si aquì hay una instituciòn como (ACPEF) me gusta lo que hacen y mi hijo necesita ayuda, gracias

    Responder
    • José Reinel, mejor buscas el contacto de ACPEF y preguntarles directamente cuáles son las redes de apoyo en Cali. Mucho ánimo y gracias por escribir.

      Responder

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