Foto de Meghan Holmes.

El escritor estadounidense Richard Louv, una de las figuras más importantes del movimiento Children & Nature Network (Red de naturaleza y niños), dijo, en una entrevista en el diario español El País, que «Nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos son las generaciones más desconectadas de la naturaleza de la historia». Lo anterior, dice el autor, tiene implicaciones negativas en la salud física y psicológica de los niños: desde obesidad hasta merma de la creatividad, capacidad de asombro y estímulos físicos.

Para disminuir aquel déficit por la naturaleza, el autor Luis Rodríguez Neila, mago e integrante de la Granja Escuela Buenavista, de Cádiz, en España, reunió una serie de juegos para favorecer el contacto de los niños con la naturaleza. El autor propone diversos juegos que proporcionan un material de primera mano para conseguir que los niños tengan experiencias directas con el medio ambiente y conozcan, a través de lo lúdica, los valores del respeto y protección a lo que les rodea: el agua, los árboles, los animales, las plantas…

El libro se divide en tres partes: juegos de mañana, tarde o noche. En la primera parte hay actividades para grupos pequeños; en el segundo hay juegos medioambientales específicos; y en el tercero hay juegos nocturnos de grupos grandes. Sin embargo, como bien advierte el autor, «esta clasificación es eso… simplemente una clasificación, pues los juegos se pueden adaptar a cualquier circunstancia y momento del día que se crea oportuno». Al final lo más importante, advierte el autor, es que los juegos se puedan modificar dependiendo de los contextos, los intereses o las mismas respuestas de los niños: «Porque si hay algo que no se puede acotar con normas rígidas es, y debe ser, el juego», escribe Luis Rodríguez Neila.

La publicación contiene juegos de presentación, como El abrazo al árbol, La telaraña o Dibuja nuestros nombres; también hay juegos de contacto y observación del entorno, como Mi árbol amigo, El masaje de la naturaleza o La hoja misteriosa; igualmente hay juegos de simulación, como El viento y el árbol, Imitar animales, y Corre ovejita, corre.

En total hay más de 100 juegos entre obras de teatro, adivinanzas y experiencias para que los maestros, padres y cuidadores compartan con los niños en entornos naturales y con la base de un mismo objetivo: el juego como una herramienta para que los niños tengan un vínculo fuerte con la naturaleza y, así, con la sociedad que les rodea.

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