Contento es la obra de Gabriel Millán Ayala, un joven artista bogotano que invita a un continuo ejercicio sobre la mirada: ¿qué se mira? ¿Cómo se mira? ¿Cómo nos miran? Los ojos son su marca, un patrón que se repite con muchas formas, colores y texturas, pero que en esta obra se concretó en veinticuatro jarrones intervenidos por el artista con más de cuarenta y ocho dibujos. Contento, del latín contentus, significa albergar, lo que contiene. Es la expresión del sentir de Gabriel, su fascinación por la transmisión de dos sentimientos: la felicidad y la alegría.
Gabriel o Gabo, como se reconoce, es un artista trozudo, grande a simple vista. Su presencia se impone en el espacio, pero su cuerpo resguarda la nobleza de sus palabras, de su actitud por afrontar la vida. Su sonrisa es permanente.
Su carrera como artista inició en la Fundación Bellas Artes de Medellín a los quince años. Allí descubrió su pasión por la pintura. Luego de un traslado que hizo con su familia de Medellín a su ciudad natal, Bogotá, quiso seguir su carrera en la Academia de Artes Guerrero. Allí exploró varias técnicas: dibujo, pintura, escultura, cerámica y cuerpo, y se enfrentó al reto de realizar un proyecto de grado que incluyera las mejores obras hechas a lo largo de su carrera, que englobaran su sentir y que, sobre todo, le permitiera encontrar expresión y libertad.
El primer paso fue ir tienda por tienda, supermercado por supermercado, en busca de objetos de diseño que a Gabriel le llamaran la atención y que representaran lo que quería transmitir. Les tomaban fotos y luego consultaban con Stiven Vergara, quien se convertiría en uno de sus tutores del proyecto de grado.
“Fueron a grandes cadenas de supermercados nacionales y a cachivaches buscando este objeto, hasta que dieron con un jarrón en vidrio que les llamó la atención”, cuenta Stiven.
En la Academia hubo una excepción, porque solo permiten un tutor en los trabajos de grado, pero para el trabajo de Gabriel fueron dos: los maestros Stiven Vergara que lo asesoraba en la cerámica y Héctor Iván Valencia, quien lo acompañó en el proceso de pintura, un arte del cual Gabriel no se separa
¡Jarrones! fue la decisión, y no uno, ni dos sino veinticuatro. Cuando sus maestros y su familia se enteraron no lo podían creer. La cerámica jamás había sido su completo agrado. Stiven intervino para proponer que se usara la técnica de Picasso. “Picasso hizo cerámica en su último periodo como artista, solo que él no hacía la cerámica sino que adquirió una alfarería, donde era el artesano el que producía los objetos y Picasso los intervenía”.
Fue así como Myriam, madre de Gabriel, se convirtió en aprendiz de alfarero: “Mientras yo hacía los moldes, y vaciaba los jarrones, Gabriel iba escogiendo los colores, que se realizaron con la técnica de engobe”.
Gabriel, con el maestro Héctor Iván, iba construyendo en bitácoras los conceptos que quería plasmar en cada jarrón.
De su carrera, Gabriel guardada dibujos y obras que habían tenido mucha importancia. Ojos así era una de ellas:
“Ojos así: la mirada del alma. Es mi obra favorita de toda la carrera, fue un acrílico sobre lienzo a la que le puse ese nombre inspirado en una canción de Shakira. Cuando miro ese cuadro, pienso que a través de los ojos se ve el alma de las personas
Flores y mariposas: alegría de volar en colores, son dos cosas que por sus colores y movimientos me alegran el día.
Retratos: ser feliz en el espejo. Durante mi carrera hice muchos tipos de dibujos y pinturas con autorretratos, retratos de personajes imaginarios, conocidos y vírgenes.
Mirando a Miró: inocencia que me lleva a la felicidad. Me encanta las formas y colores que usaba Miró. Sus temas de inocencia y pureza se parecen a mi forma de ser.
Pintando a Picasso: alegría espontánea. Cuando veo cuadros de Picasso siento alegría con las formas cubistas, sus colores sus trazos espontáneos. Yo pinto muchas veces así.
Abstractos: moviéndose entre el color y las formas.
Me gusta pintar con colores, pisar una línea irregular con otra. Mostrar movimiento en mis dibujos . No me gusta hacer formas cuadriculadas”. Explica Gabriel en el trabajo escrito de sustentación sobre Contento.
Adaptaciones
Para que su obra fuera una realidad, Gabriel tuvo realizar una serie de adaptaciones, como cambiar el grosor del papel de las bitácoras e imprimirlas a tamaño gigante, usar espumas y moldes para hacer el esgrafiado conservando su pintura y los jarrones.
Lo anterior, porque Gabriel a lo largo de toda su vida ha necesitado dispositivos y adaptaciones para su movilidad y desarrollo. Mientras unas personas necesitan gafas para ver, Gabriel puede trasladarse gracias a un caminador, mientras otros necesitan de su celular para mirar la hora, los chats y consultar información. Gabriel utiliza los dispositivos para escribir, leer y también para comunicarse.
Gabriel tiene un diagnóstico de parálisis cerebral por nacimiento prematuro. Nació con apenas veintinueve semanas de gestación. Sus pulmones no estaban listos. El inicio de su vida fue muy complicado.
Su parálisis es una hipoxia y ocurre cuando no llega suficiente oxígeno al cerebro, lo que produjo varias pérdidas de neuronas comprometió su desarrollo motor y cognitivo.
Los expertos decían que no iba a tener la suficiente motricidad o inteligencia para aprender muchas cosas. Pero su familia no se rindió. A los dos años no levantaba cabeza, sufría de osteoporosis, se fracturaba con frecuencia. Aún tiene déficit de atención, hiperactividad y disartria, razón por la que parece hablar con acento extranjero o algo enredado. Nada de esto le impide ser un gran conversador.
Sus padres educaron y criaron a Gabriel con las recomendaciones del reconocido neurocientífico colombiano, Rodolfo Llinás. “Estábamos buscando la cura de la parálisis, una pastilla en forma experimental, cualquier cosa parecida, creíamos que había una cura pero no. En cambio, descubrimos la potencialidad del cerebro, su plasticidad y el don que tiene de generar neuronas a partir de los retos y la resolución de problemas”.
Myriam y Marco decidieron educar a Gabriel en un colegio regular, el Liceo Boston en Bogotá. Con la ayuda de una tutora, completó un nivel de educación básica y llegó hasta el grado noveno.
“Gabriel, por su motricidad fina, no podía escribir. Una persona que no sabe coger un lápiz no puede tener lectoescritura. Y pensamos: pues no podrá coger un lápiz pero puedo coger un computador. Gabriel tenía habilidades en los computadores, tabletas y celulares, toda esta tecnología nació en la época que tocaba porque él no tuvo colores, lápices ni cuadernos, pero si un dispositivo tecnológico para cursar sus estudios desde transición”.
Para sacar provecho de las cualidades de Gabriel, como su buena memoria, las clases estuvieron enfocadas en historia, geografía o religión, y en el colegio le permitieron presentar los exámenes orales.
“Gabriel es el que se tiene que adaptar al mundo, y eso suena muy duro que lo diga una madre, pero es así. Él es el diferente. No esperemos a que todo el mundo funcione en función de él, ese asistencialismo no”, dice Myriam.
En casa, para que el se pueda mover con tranquilidad y ser independiente, se adaptaron barandas y rampas, además de su silla de ruedas, el caminador y el dispositivo tecnológico. Todas estas adecuaciones permiten que pueda bañarse, comer cuando quiera, expresarse y hacerse entender.
“Una de las visiones que tenemos como familia, es que para que la discapacidad no sea un obstáculo hay que tratar las dificultades como se trata la miopía, si no se ve bien, se usa gafas, si es bajito a bajita y quiere verse y sentirse alto a alta, tacones. Estamos usando siempre herramientas, adaptaciones y dispositivos”.
Myriam y Marco consideran que Gabriel es un maestro que les enseña todos los días. “Queremos darle un mensaje a las familias, queremos que pierdan el pánico a tener niños especiales. Trátenlos como tratan a cualquier hijo, poténcienlos como a cualquier hijo, vivan las cosas difíciles como con cualquier hijo. Es un ser humano como cualquier otro, con derechos, deberes, compromisos y responsabilidades. Podemos contarle a la gente el potencial de nuestro hijo, ellos solo necesitan una oportunidad y solo les falta una adaptación o dispositivo igual que los necesitamos los demás. Si quiero que mi hijo florezca, le ayudo con lo que necesite”.
Vida universitaria
Cuando Gabriel llegó a la Academia de Artes Guerrero, hizo parte de un programa académico de artes y talentos especiales que permite que estudiantes con discapacidad cognitiva hagan una carrera profesional y se gradúen como maestros en artes.
La maestra Luisa Guerrero, después de ver el análisis de familia y lo que Gabriel había hecho, dijo que lo aceptaba pero sin tutora. “Al principio nos dio muy duro, pero después aceptamos”. Cuenta Myriam.
A Gabriel se le perdían los colores, botaba la maleta, no tenía idea de la plata de las onces. Un día Myriam le preguntó:
—¿Cómo se siente sin tutora?
—Me siento liberado, respondió—. Voy al baño a la hora que quiero, me como a las onces que yo quiero, hago las cosas que yo quiero.
Se volaba de clase, se quedaba en la cafetería charlando como cualquier universitario. A la hora que quería entraba a clases.s. Lo que quería decir que podía decidir.
“Eso le disparó la madurez y la capacidad de socializar y de ser amiguero”. Cuenta Myriam
Arte
El arte permite expresar emociones y sentimientos, lo que quizás se potencie en la discapacidad, condición que a menudo hace que los niños, niñas y jóvenes se sientan limitados y atrapados en su propio cuerpo. “No pueden hablar al mismo ritmo que piensan, no puede pintar y escribir con la complejidad que quisieran. El arte, les permite expresarse, es una vía de expresión más rica y consecuente con lo que se siente y se expresa”. Dice Myriam
Sin embargo, Myriam asegura que el arte no es para todo el mundo. “Hay que ser hábil en el arte. No importa si se tiene discapacidad. Es una competencia que traen las personas y no simplemente una alternativa de desocupe o de que no sirvieron para otra cosa”.
“La gráfica es parecida a la de los niños. Cuando le enseño a los jóvenes y les pido que dibujen una casa, todos dibujan la misma casa, por eso la labor en la primera infancia es muy importante. Por otro lado, los niños con capacidades especiales no pierden la autenticidad, esa grafía de niño. La destreza y frescura con que hacen los trazos, no se dejen llevar por referentes, el pájaro como la m, el sol con líneas o triángulos, ellos no tienen ese problema, no hay límites”. Afirma Stiven.
Contento
Contento es el inicio de un emprendimiento que busca que Gabriel ejerza su profesión. “No importa que no sea rentable. Gabriel puede que no viva de eso, pero lo que hace lo hace con el sentido de que sea una obra de arte digna de ser expuesta y comprada, al margen de que sea Gabriel con sus capacidades, el que esté detrás de la obra”, aclara Myriam.
Para el maestro Héctor Iván, el gesto pictórico de Gabriel es muy particular. “No hay artistas que logren esto. Cuando uno ve un Miró no hay duda que lo hizo él. Igual pasa con Gabo, hay un gesto pictórico propio que hace que la obra de arte sea muy valiosa”
Gabriel pinta los ojos: pupila cerradas, pupilas abiertas, ojos no son simétricos. Los ojos que pinta, tienen expresiones diferentes. Los ojos que siempre ven, que observan desde distintas miradas o diferentes ángulos.
“Nuestra sociedad requiere despertar al sentimiento, la sensibilidad, la tolerancia y la serenidad de lo mejor del ser humano. La inteligencia no hará la diferencia, para eso están las máquinas. La diferencia la harán personas capaces de sentir su corazón y de despertar los mejores sentimientos a través de una pieza o una obra de arte. Vuela, sé el artista que quieres ser para despertar lo mejor de las personas”. Es el mensaje de sus padres en el proyecto de grado, hoy Contento.
Felicitaciones Gabriel; tus ojos y tu vida potenciada en el redescubrir el arte para SER, se hace realidad en la formación del Artista que hoy nos muestra sus manifestaciones.
Tu escuela de vida te lleva a realizaciones.
Reconocimiento además para tus
padres, tutores e Instituciones que engrandecen la humanidad de las personas.
Gabriel, te felicito, tanto tus obras como tu artículo llegan al alma y se convierten en alegria.
Fascinada con la obra de Gabrielito, atendiendo su invitación al ejercicio con la mirada y con profundos sentimientos de cariño y total admiración.
Felicitaciones para ti Gabrielito querido y para tu linda familia.