Por Natalia Restrepo Saldarriaga, coordinadora de Viajeros del Pentagrama. Ministerio de Cultura.
La profesora María Eugenia Suárez, del Colegio Santa Teresa de Jesús, de Armenia, contaba con emoción la mañana en que la visitamos que gracias a la música había logrado que Luis, un niño de primero de primaria, cambiara su agresividad habitual por palabras amables; él dejó atrás los medicamentos que le recetaron para paliar la ansiedad y la irritabilidad que cargaba tras largo tiempo de abusos físicos y psicológicos.
Para María Eugenia, una de esas valientes maestras que en medio de la escasez de recursos –propio de la educación pública en Colombia– se las ingenia para ser creativa en su práctica docente, encontró en la formación musical una aliada para fortalecer sus clases de ética y valores, y religión, y enfrentar mejor el reto de trabajar con niños como Luis –otros con discapacidad cognitiva y otros con TDH, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en los niños.
Pienso en su historia cuando se trata de demostrar el impacto y los enormes beneficios de la formación musical en la primera infancia. Cuando comenzaba a tomar vuelo Viajeros del Pentagrama –estrategia de formación musical creada por el Ministerio de Cultura, la Fundación Nacional Batuta y la Organización de Estados Iberoamericanos– una de las primeras iniciativas consistió en la creación de Te suena me suena, una aplicación de exploración sonora para madres gestantes, lactantes, familias y cuidadores de niños entre los 0 y los 6 años. Esta herramienta busca la exploración, el disfrute y el descubrimiento del sonido en distintos entornos donde transcurre la vida de los niños. Desde la gestación y desde los primeros años de vida los niños y niñas deben acceder a herramientas que posibiliten exploraciones sonoras que los acerquen a los gestos corporales, las palabras, los cantos y los sonidos cotidianos.
Hoy, luego de dos años, la aplicación se convirtió en un videojuego y en uno de los contenidos que hacen parte del portal, donde los usuarios encuentran, además de videojuegos, videos, tutoriales, podcast, partituras, canciones y clases explicadas (paso a paso), entre otros contenidos descargables. Allí los docentes de preescolar y primaria, padres de familia, cuidadores y gestores culturales, especialmente de las zonas más apartadas del país, donde es complicado el acceso a la formación musical, aprenden y enseñan música de manera fácil y entretenida.
El portal consta de tres secciones principales. En Enseña los padres de familia y docentes encuentran todo el material pedagógico para enseñarles a sus hijos y sus alumnos. En Aprende los niños encuentran videojuegos que ayudan a reforzar lo aprendido en sus casas y aulas de clase. Y en Acompaña los papás y docentes pueden construir, junto a los niños, la instrumentos con material reciclado: como claves, tambores, panderetas, palos de lluvia y gaitas macho.
Viajeros del Pentagrama es una estrategia pensada para seis años de formación y dirigida a niños entre los 5 y los 11 años, y persigue un sueño ambicioso: lograr que al terminar la primaria los pequeños estén en capacidad de escribir y leer música, cantar a tres voces e interpretar al menos un instrumento, la flauta dulce. Estamos convencidos, como asegura la UNESCO, que la educación musical debe ser un derecho fundamental de la niñez. Sabemos que si los niños aprenden a tocar un instrumento musical –tan solo uno– se estimula el desarrollo cognitivo y conduce a la mejora de las habilidades en una variedad de áreas “extra-musicales” como las verbales y espaciales, el pensamiento lógico-matemático y el rendimiento del coeficiente intelectual.
El objetivo, en todo caso, no es convertir a los niños en genios musicales (no nos interesa formar a otro Mozart que a los 4 años interpretaba el clavicordio o que componía pequeñas obras musicales). Si bien la música guarda una estrecha relación con el desarrollo cognitivo, destrezas psicomotrices, emocionales y sociales de los niños, nuestra apuesta es democratizar el acceso a la formación musical básica a partir de juegos, canciones y herramientas interactivas al tiempo que se apropian del patrimonio musical colombiano a través de rondas, canciones, danzas, secuencias rítmicas y juegos.
Nos llena de alegría cuando maestros de distintas regiones de Colombia nos comparten fotos y videos con los que documentan la implementación de nuestros contenidos. El profesor León Arias, en Cundinamarca, improvisó un inmenso pentagrama con cintas de colores en el suelo del salón, inspirado en uno de las video-experiencias de Viajeros del Pentagrama. La maestra María Eugenia logró que sus alumnos convirtieran tarros de cloro, detergentes y suavizantes en preciosas guitarras que los chicos tratan con esmero. La profesora Marcela Torres de Jenesano, en Boyacá, consiguió que sus estudiantes construyeran claves musicales apoyándose en el tutorial de construcción de instrumentos con materiales reciclables que tenemos en el portal. Jorge Luis Corcho, profesor del departamento de Córdoba, hizo una apuesta aún más ambiciosa: tomó varios de los contenidos del portal para ponerlos al servicio de las tradiciones culturales de la comunidad indígena Zenú y trabaja con dos bandas de niños que interpretan ritmos autóctonos. En Cali, líderes de la Biblioteca León de Greiff, en la comuna 7, una de las zonas más populares de la ciudad, encontraron en los videojuegos de Viajeros del Pentagrama una poderosa herramienta para trabajar con niños con discapacidad cognitiva.
Hoy, cerca de 3.000 docentes, gestores culturales y padres de familia en 29 departamentos y 284 municipios del país, se han sumado a este viaje espacial que propende por el aprendizaje musical de nuestros niños. Todos ellos conocen de sobra que el aprendizaje de la música permite en los niños el desarrollo de muchas habilidades y, más allá de eso, permiten transformar la vida de los niños.
Vuelvo a la historia de la profe María Eugenia: a su lucha diaria, a su convencimiento del poder maravilloso de la formación musical en nuestros niños. Ella, que narra orgullosa lo que ha logrado en niños como Luis, que a sus 5 años anhela convertirse un día en cantante, llama a la música “una poderosa medicina”. Y en Viajeros del Pentagrama estamos convencidos de eso.
¡Los invitamos a todos a unirse a este viaje por los niños de Colombia!
Bn tardes: dirijo un hogar infantil con niños y niñas de primera infancia en la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander. En nuestro proyecto pedagógico esta un aula de música. Me encantan las experiencias que día a día se comparten an esta página.