Diferentes miradas a la lactancia

La lactancia es un momento que se vive de muchas formas. Además de compartirse en familia, en los recintos privados; camina con los transeúntes, con los pasajeros de los medios de transporte, en los conciertos, en las calles, en los centros comerciales, en los recintos educativos. La lactancia está en todas partes pero, ¿qué sabemos de ella? ¿Sabemos que evoca? ¿Qué importancia tiene? ¿La forma en que puede cambiar la vida de las personas? ¿Es una relación amorosa o tortuosa?.

Hablamos con Diana Ojeda, mamá de Matilde y Eloísa, Faye Griffiths, mamá de Esmeralda, Natalia Soto y Javier Villareal, mamá y papá de Martina, y Camilo Solano, papá de Nilo y de Tilán. Todos ellos nos abrieron la puerta de su casa, ¡nos les metimos al rancho! Nos contaron su experiencia con la lactancia.

Camilo Solano asegura que la lactancia le cambió la vida e, incluso, le dio un vuelco a sus pasiones que hasta el momento se centraban en la música, y que ahora incluyen el gusto por saber cada día más sobre la lactancia y la crianza. Papá de dos hijos, Nilo de cuatro años, que recibió lactancia por 30 meses, y de Tilán que hoy tiene once meses, cuenta que incluso las segundas veces pueden traer más experiencias. Mientras que su primer hijo, Nilo, lactó con mucha tranquilidad y confianza, con Tilán no ocurrió lo mismo.

Tilán, cuando nació, tenía frenillo sublingual y su agarre no fue bueno en el primer momento. Fue allí que todo eso que había aprendido él y su esposa en largas sesiones de lectura, se puso en práctica. Antes de desistir de dejar de dar pecho, Camilo acompañó a su pareja en las largas jornadas que involucraron adaptación de Tilán a la teta, darle leche con jeringa, cuchara, tetero, y hasta leche fórmula por un tiempo corto. Como él cuenta, estos problemas fueron cosa de un solo mes, por lo que hoy Tilán disfruta de la lactancia con todo el gusto.

“El papel de los papás es informarse. Algunos dentro de su desinformación tratan de solucionar problemas que no existen y el papá se puede volver un obstáculo para la lactancia. Sin embargo, los papás pueden aportar, estar pendientes de lo que se necesita en la casa, para que la mamá esté libre para lactar, asumiendo tareas como hacer la comida o limpiar”. Asegura Camilo 

Natalia Soto por su parte, es madre de Martina y ha lactado por siete meses en la compañía y con el apoyo de Javier. Como cuentan, la lactancia al principio fue muy difícil. Como mamá primeriza, Natalia sentía que no tenía experiencia y sus temores se hicieron más grandes cuando fueron al médico y efectivamente les dijeron que Martina estaba baja de peso.

Natalia Soto alimentando a Martina.

“Martina chupaba, pero la técnica no estaba bien”. Dice Javier.

La respuesta en familia fue intentar varias posiciones, recurrir a ayuda, pero sobre todo, apoyarse mutuamente.

“Como mamá me dio depresión postparto, nostalgia, incluso hubo un momento en que le dije coge al bebé yo me voy a la casa de mis papás, y sin ese apoyo de Javier, de él diciéndome esto es de los dos, de ponerme a Martina en varias posiciones, no hubiera sido fácil”.

Por otro lado, Faye Griffiths, reconoce que no hubo disfrute en su proceso de lactancia. Para ella este momento fue un deber que no dominó. “Yo siempre sentí que fue algo invasivo, algo que tuve que hacer, que no podía hacer otra cosa en ese momento”. Por eso, apenas terminó su licencia de maternidad se sintió satisfecha volviendo al trabajo, haciendo otras actividades que le gustaban y sobretodo sintiéndose ella misma.  “El vínculo es una palabra que se dice para generar presión. En mi opinión, este no nace con el bebé, sino que viene por partes. Yo siento conexión cuando leo con mi hija, cuando la duermo, cuando camino por la calle o simplemente estoy a su lado”.

Diana Ojeda es madre de dos niñas y lactó por seis años. No solo a sus dos hijas sino que dio leche diferida. Cuando nació su segunda hija, le entregaron a unos amigos su bebé que habían adoptado. El bebé tenía tres meses, y Diana no dudó en contactarlos.

“Les dije que si querían podían recoger leche todos los días”. Así que armada con un extractor doble sacaba leche todas las noches, guardaba en tarritos que sus amigos le pasaban y así pudo mandarle leche materna al bebé durante cinco meses. Cuando por fin lograba poner a mi bebé en la cama, me conectaba al extractor y por un largo rato sacaba algo más de leche para ese bebé que lo necesitaba”.  

Además de esta experiencia, para Diana la lactancia significó la conexión que hoy tiene con sus hijas.

“Mis hijas nacieron en dos episodios de violencia obstétrica y sentir que me las habían robado tanto tiempo y que además habían nacido de una manera en la que yo no di mi conocimiento, me generó esa necesidad de estar más cerca de ellas. La lactancia fue ese momento de sentir que podíamos recuperar el tiempo perdido, fue ese primer abrazo que nunca se dio”. Dice Diana.

Si quieres compartir tus experiencias y opiniones con la lactancia, ¡escríbenos!

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