Los museos son unas de las formas más comunes para acercarse al patrimonio. Ellos salvaguardan historias, objetos, oficios y prácticas, . Pero, ¿tienen en cuenta a los niños y niñas? ¿Qué pasa cuando se toman el museo y lo hacen desde el juego?
Con la intención de brindarle a los niños y niñas el acceso a sus derechos culturales a través de espacios de calidad, Maguaré incursionó en dos espacios museales, en el marco de 45 Salón Nacional de Artistas. Este encuentro permitió preguntarse cómo se abren los espacios museales a la primera infancia y qué acompañamiento hay para el reconocimiento de las obras a partir del cuerpo, el juego, la imaginación o la creación.
El primer lugar que se tomó Maguaré fue la sala de exposición del Teatro Cafam de la Floresta, un lugar temporal para el arte y para que los niños interactuaran con el arte. Allí, a partir de tres estaciones, los niños intervinieron las obras de Miguel Sopo, Roxana Mejía y Edith Arbeláez. Además hicieron sus propias creaciones, que luego pudieron ver en gran formato gracias a proyector de acetatos.
En el MAMU del Banco de la República los niños y las niñas se tomaron una de las salas de exhibición para habitarla con risas, juegos e historias. Además de las obras, exploraron el espacio y jugaron en compañía de sus familias, para luego crear en otra sala a partir de distintos materiales como papel celofan, acuarelas y marcadores.
Como explica Marcela Romero, socializadora de Maguaré, es necesario que se reconozca la importancia de que los niños vayan a los museos y se cambie la concepción de que es un espacio aburrido y para adultos, a uno espacio divertido.
Los recorridos museales para los niños de primera infancia se hacen a partir del juego y a través de experiencias significativas donde a una tela se puede convertir en una nave espacial o el espacio se puede observar a distintas alturas: arrodillado, gateando o acostado.
“El niño no puede recorrer la sala sin un pretexto que en este caso es el juego. Un espacio que no se habita, no se vive, por eso es necesario que los niños y niñas reconfiguren el espacio, que exploren y lo habiten desde sus distintas formas de ver y de hacerse preguntas”.
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